Nadie duda de la importancia cultural como poeta que Sor Juana Inés de la Cruz tiene para la historia de México. Sin embargo, analizando su obra vemos que no solo fue una poeta, sino también una filósofa transgresora e innovadora que supo ver antes que muchos otros los problemas de su tiempo y que elaboró su propia crítica a la historia de la filosofía, enfrentándose por ello a la Iglesia y la sociedad de su época.
Sor Juana Inés de la Cruz nació como Juana de Asbaje entre 1648 y 1651 en Nueva España, actual México, en un momento en el que la región había sido colonia española durante más de un siglo y su sociedad estaba muy segregada por origen étnico. Una de las primeras experiencias de la joven fue ver a su madre gestionar la hacienda familiar tras el abandono de su padre. Tal vez esta experiencia de juventud fue el primer signo que vio de que el papel subalterno que las mujeres tenían en el virreinato no se correspondía con sus verdaderas capacidades.
Aprendió a leer con solo tres años y comenzó a seguir en secreto a su hermana al colegio. Años más tarde, rogó a su madre asistir disfrazada de hombre a la educación superior. Tras la negativa, la niña se refugió en la biblioteca de su abuelo. Fue entonces, con ocho años, cuando compuso su primer texto: una loa para la festividad del Corpus en español y en lengua nauhatl.
A los once años, se trasladó a la capital de Nueva España, donde llamó la atención de la corte. A los 16, el virrey Antonio de Toledo y Salazar la tomó como dama de honor de su esposa, Leonora María Carreta. En ese momento, Juana de Asbaje hizo su primera demostración pública de talento y conocimientos, cuando el virrey reunió a todo tipo de académicos y sabios para que la examinaran en presencia de toda la corte. La joven respondió a todas las preguntas con fluidez y dejó deslumbrado a su auditorio.
Con 16 años, Juana de Asbaje hizo una demostración pública de conocimientos cuando el virrey reunió a académicos para que la examinaran en presencia de toda la corte. Ella respondió a todas las preguntas con fluidez y deslumbró a su auditorio
Defensora de los derechos de la mujer
El pensamiento de Juana de Asbaje fue profundamente crítico con el papel de la mujer en el virreinato y este fue un tema recurrente en sus poemas. Por ese motivo, impactaron sobre la corte, pero también indignaron a una parte de ella. En su poema «Hombres necios que acusáis» denunció el sexismo y cómo los hombres que corrompen a las mujeres las acusan también de inmorales. Además, se trata de una crítica a la prostitución que pone en el centro la responsabilidad del hombre que la consume, en lugar de culpabilizar a la mujer que es obligada a ejercerla.
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