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Científicas españolas que muestran la efervescencia intelectual del inicio del siglo XX

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Izda., la genetista Jimena Fernández de la Vega; dcha., su hermana Elisa Fernández de la Vega, pediatra. Imágenes de dominio público.

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En la historia de la ciencia española había un capítulo pendiente: recuperar a las mujeres que participaron en el desarrollo científico del país, y a las que, debido a la Guerra Civil, acabaron en el extranjero. Esto es lo que ha hecho el libro Tras las huellas de científicas españolas del XX.

Por Pablo Francescutti / Agencia Sinc

La Guerra de Cuba incitó a la generación del 98 a reflexionar sobre las causas del desastre y cómo superarlo. Esto se sabe, pero lo que quizá no se sabe tanto es que, aparte de las meditaciones dolidas de Unamuno y sus colegas, el revulsivo estimuló un proceso de modernización que llevó al Estado a echar los cimientos de un sistema nacional de investigación.

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Científicas españolas
Tras las huellas de científicas españolas del XX, de Delgado, Barral y Magallón (Next Door).

El premio Nobel obtenido por Ramón y Cajal en 1906 y la creación de la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas en 1907 señalan simbólicamente la apertura de una ventana de oportunidad para las mujeres que, «sin sombrero y con bata», decidieron ejercer profesiones relacionadas con la ciencia y la innovación.

Isabel Delgado Echeverría (con formación en biología), Mª José Barral Morán (en medicina) y Carmen Magallón Portolés (en historia) se fijaron en doce integrantes de esta generación de mujeres y decidieron hacer una síntesis de sus vidas en el libro Tras las huellas de científicas españolas del XX, publicado por Next Door. Las tres autoras han volcado en esta obra el fruto de un proyecto iniciado en el grupo Genciana, ligado al Seminario Interdisciplinar de Estudios de la Mujer (SIEM) de la Universidad de Zaragoza.

Doce científicas españolas

Estas son las doce científicas cuyas vidas abordan:

1 Concepción Aleixandre (Valencia, 1862-1952), ginecóloga. 

2 Trinidad Arroyo (Palencia, 1872-México, 1959), oftalmóloga. 

3 Dolores Cebrián (Salamanca, 1881-Madrid, 1973), docente.

4 Felisa Martín Bravo (País Vasco, 1889-Madrid, 1979), meteoróloga.

5 Elisa Soriano (Madrid, 1891-1964), oftalmóloga.

6 Margarita Comas (Menorca, 1892-Reino Unido, 1972), pedagoga.

7 Jimena Fernández de la Vega (Asturias, 1895-Galicia, 1984), genetista.

8 Su hermana Elisa Fernández de la Vega (Asturias, 1895-Zaragoza, 1933), pediatra.

9 Regina Lago (Palencia, 1897-México, 1966), psicóloga.

10 María Soriano (Valencia, 1900-Madrid, 1996), psicóloga.

11 Jenara Arnal (Zaragoza, 1902-Madrid, 1960), química.

12 Josefa Barba (Barcelona, 1904-Filadelfia, 2000), neurocientífica.

El recorrido por sus itinerarios vitales deja claro que la ventana de oportunidad que se les abrió era bastante estrecha, pues, si bien soplaban vientos a favor de la educación femenina, las trabas a los puestos universitarios y de investigación eran capaces de frustrar a las que no tuviesen una fuerte motivación y el respaldo indispensable.

En el inicio del siglo XX se abrió una ventana de oportunidad para las mujeres que, «sin sombrero y con bata», decidieron ejercer profesiones relacionadas con la ciencia y la innovación

Ilustradas, feministas y progresistas

La mayoría de estas doce científicas españolas comparten una serie de rasgos: origen social (pertenencia a las clases ilustradas y un entorno familiar propicio), recorrido inicial (titulación en magisterio), formación de posgrado (estancias en la Residencia de Señoritas, becas de especialización en Alemania y Francia), posicionamiento ideológico (feminismo y pensamiento progresista en sus diversos matices) y escollos a los que se enfrentaron (el machismo imperante en academias y laboratorio y la conmoción causada por la Guerra Civil).

Algunas tuvieron que emigrar; otras permanecieron en España. Entre las primeras figuran Margarita Comas, dedicada a implementar la renovación pedagógica en un colegio de primaria y secundaria en Inglaterra, y Josefa Barba, quien, tras casarse con el estadounidense Louis B. Flexner, hizo con este un brillante tándem en neurofisiología, de lo que dan testimonio los artículos firmados por L. B. Flexner & J. B. Flexner, «aunque todos los reconocimientos se los llevó su marido», se apostilla en el libro.

Del segundo grupo formaba parte Dolores Cebrián, que por su adhesión al Frente Popular y por su condición de esposa del socialista Julián Besteiro, fue inhabilitada por el régimen franquista.

Otras continuaron en activo. Elisa Soriano lo ejemplifica: después de la Guerra Civil, fue repuesta a su cargo de psiquiatra en instituciones para niños «anormales». Felisa Martín Bravo, la primera doctora en Física de España, se pasó al bando franquista en plena contienda e hizo carrera en los servicios meteorológicos del Estado. Y otras se reciclaron, como Jimena Fernández de la Vega, que de dirigir el laboratorio de genética de la Universidad Central acabó de directora de balnearios como médica hidróloga.

Algunas de las científicas que permanecieron en España durante la Guerra Civil fueron inhabilitadas, como Dolores Cebrián, y otras se reciclaron, como Jimena Fernández de la Vega, que pasó de dirigir un laboratorio de genética a directora de balnearios como médica hidróloga

Se aprecia el esfuerzo hecho por reconstruir las vidas de las doce seleccionadas con las escasas fuentes disponibles, incluidos los registros fotográficos —la mayoría de poca resolución— y la bibliografía de las aportaciones realizadas al final de cada apunte biográfico. Y todo debidamente enmarcado en el cuadro de las ciencias naturales, la psicología, la física y la química en los albores del siglo XX.

Una obra necesaria, cuya descripción de la efervescencia intelectual que vivió España en las primeras décadas del siglo y que, de no interponerse la Guerra Civil, hubiera acelerado el avance de la mujer en la ciencia y en la sociedad, acaba dejando un sentimiento melancólico.

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Una respuesta

  1. Avatar de Gabriel Moreno
    Gabriel Moreno

    Excelentes textos

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