Liberar nuestra civilización de los vicios que pervirtieron la Ilustración nunca había sido una propuesta tan clara como hasta ahora. Corine Pelluchon es filósofa y profesora en la Universidad Gustave-Eiffel, en la región de París, Francia. Ha publicado una decena de obras, entre las que destacan Manifiesto animalista, Reparemos el mundo, Elementos para una ética de la vulnerabilidad o, la más reciente, Ecología como nueva Ilustración, publicada en la editorial Herder. En esta entrevista hablamos con ella sobre la nueva mirada ilustrada, su urgencia democrática y su capacidad para emanciparse de antiguos vicios como la hegemonía del antropocentrismo.
Desde los inicios de la ecología, esta se ha planteado como una toma de conciencia del fin del relato ilustrado que versaba sobre la omnipotencia que el hombre, a través de la razón, ejercía sobre la naturaleza. ¿Por qué este giro contracorriente que usted propone? ¿Es un oxímoron hablar de ecología como Ilustración?
Decir que la Ilustración se caracteriza por la omnipotencia es excesivo. Es a partir de la Revolución Industrial, sobre todo en los siglos XX y XXI, cuando se manifiesta la explotación ilimitada de la naturaleza y de otros seres vivos. La racionalidad deviene irracionalidad, como se ha visto con diferentes fenómenos que dan a su vez testimonio de una lógica destructiva que encierra a la razón en las redes de la dominación, la cual es triple y concierne a los otros, a la naturaleza externa y a nuestra propia naturaleza. La obsesión por el control, la cosificación de lo vivo, la conversión de los fines ilimitados en medios y la destrucción masiva: estas son las características comunes de Auschwitz, Hiroshima, pero también de la ganadería industrial y la destrucción de especies.
Al decir esto, no estoy poniendo todo en el mismo nivel, sino que estoy tratando de penetrar en la lógica destructiva de la modernidad tardía, una destrucción de la que la Ilustración del siglo XVIII no es responsable, pero de la que no ha logrado preservarnos. ¿Y por qué? Porque, junto a esta amputación de la razón, convertida en puro cálculo, capaz de servir a buenos y malos fines y que da lugar a un racionalismo instrumental responsable de las catástrofes de los siglos XX y XXI, hay una amputación más original de la razón ligada a su separación radical de la naturaleza. Este dualismo naturaleza/cultura es el vicio de nuestra civilización.
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