Pocas cosas nos preocupan y nos ocupan tanto como el futuro. De no ser así, no gestionaríamos agendas, no intentaríamos anticipar si lloverá o hará sol, no planificaríamos nuestras vacaciones o nuestra carrera profesional, no ahorraríamos y no invertiríamos en nuevas empresas de tecnología o en un plan de pensiones. Seríamos meros receptores pasivos de lo que está por llegar. La realidad es que el tiempo y el esfuerzo que dedicamos a diseñar el futuro es posiblemente tanto o más que el que dedicamos al pasado o al inasequible presente. ¡Escucha un avance si no tienes suscripción o el podcast completo si ya la tienes!
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