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F+ Mayo del 68: la flor de un día cumple 50 años

Dosier: Mayo del 68: recuerdos y valoraciones de una primavera histórica (Parte 1)

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Los protestas de Mayo del 68 eran abstractas y muy ambiciosas: los enemigos eran la sociedad de consumo, la acumulación, la burocracia, los medios de comunicación, el aburrimiento, las convenciones… ¿Qué partido era capaz de hacerse cargo de esas reivindicaciones? Tras un destello en el que algo de aquello pareció atisbarse, lo imposible siguió siendo imposible.

Los protestas de Mayo del 68 eran abstractas y muy ambiciosas: los enemigos eran la sociedad de consumo, la acumulación, la burocracia, los medios de comunicación, el aburrimiento, las convenciones… ¿Qué partido era capaz de hacerse cargo de esas reivindicaciones? Tras un destello en el que algo de aquello pareció atisbarse, lo imposible siguió siendo imposible.

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El espíritu de Mayo del 68 se ha hecho tan familiar, tan común (en el buen sentido y en el malo también), que parece que ya lo supiéramos todo de él. No es así. Es preciso tomar la distancia que da el tiempo, los 50 años que han pasado, y hacer el esfuerzo de intentar comprender lo que pasó y por qué. Nosotros lo hacemos con la ayuda de alguien que estuvo allí: el entonces autostopista Jean Paul Achard que por aquella época no sabría que sería fotógrafo.

Las imágenes que ilustran este dossier sobre Mayo del 68 son carteles de aquella época que el fotógrafo Jean Paul Achard ha recopilado a lo largo de quince años, archivos que ha restaurado convenientemente y subido a internet. Son libres de derechos porque, como él indica por correo electrónico, “la protesta o la impugnación del derecho de autor pertenecía al espíritu de Mayo del 68. En el Atelier populaire y en L’atelier des Arts-déco los carteles serigrafiados no se firmaban precisamente para reivindicar su carácter público, sin dueño”. La generosidad de Achard al compartir el fruto de esa labor con todo aquel que quiera visitar el sitio y descargar los archivos, la lealtad a aquello que vivió, el amor a la imagen poderosa unida a la palabra precisa hablan más y mejor del espíritu de esa primavera que cualquiera de los artículos recopilatorios que se puedan leer y que pretendan celebrar el quincuagésimo aniversario de la fecha. Eso es y eso fue Mayo del 68 y su hoy por hoy ya manoseado espíritu: un gesto, un momento compartido, un intercambio de palabras y de imágenes poderosas, atrevidas, retadoras.

“La protesta o la impugnación del derecho de autor pertenecía al espíritu de mayo del 68. Los carteles no se firmaban precisamente para reivindicar su carácter público, sin dueño”, afirma el fotógrafo Jean Paul Achard

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Acompaña a la galería un relato de los “fragmentos de vida” que el fotógrafo ha querido ordenar con la escritura porque “temo lo peor de las caricaturas, que no dejarán de florecer en 2018 o más bien que acabarán por marchitar este pedazo de la historia”. Ayudados de ese testimonio particular, recorremos los acontecimientos que tuvieron lugar hace cincuenta años en París.

Vacaciones de Pascua: el conflicto que late

La historia, la de Achard, arranca en París de forma casual: había vuelto en abril por las vacaciones de Pascua, después de haber vivido allí un año y de haber retomado los estudios en Lyon, en el INSA (Instituto Nacional de Ciencias Aplicadas). Como los libros de historia, el fotógrafo habla también en su particular relato del ambiente contestatario que se vivía no sólo allí, sino también en otros países como Alemania, Italia o Estados Unidos. Los jóvenes se manifestaban contra la guerra de Vietnam, contra el imperialismo y el neocolonialismo haciendo suyas las reivindicaciones de las minorías y de los movimientos de liberación de los países llamados entonces Tercer Mundo.

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El protagonista de este regalo, el fotógrafo Jean Paul Achard, cuenta cómo la sensación de la porra pegada a su cabeza fue la pesadilla de muchas de sus noches.


“Había tensión y protestas, pero también fraternidad y buen humor entre los grupos que discutían”, comenta Achard.
Esa era la cara más visible de la ebullición, pero había más, sobre todo en la universidad donde, desde el otoño se sucedían las manifestaciones que pedían la libre circulación de personas, porque en las residencias no estaban permitidas las visitas del otro sexo. También había que tener en cuenta que el número de estudiantes se había multiplicado y la universidad estaba muy masificada, los conflictos se sucedían y la autoridad de los responsables era puesta en cuestión casi a diario. En este contexto, cuenta Achard que desconocía la existencia de un pelirrojo llamado Daniel Cohn Bendit y los incidentes en la universidad de Nanterre que habían dado lugar al movimiento del 22 de marzo. Lo que había sucedido era que varios estudiantes habían sido arrestados después de que la sede de American Express resultara apedreada en una manifestación a favor del pueblo vietnamita y contra el imperialismo americano. El 22 de marzo, para protestar contra las detenciones y la represión policial, los estudiantes ocuparon parte del edificio administrativo de la facultad de Nanterre. Para la represión policial sí tiene unas palabras Jean Paul Achard en su relato que cuenta cómo la imagen o la sensación de sentir una porra presionando encima de su cabeza, un día de esas vacaciones de abril en que la policía se desplegó sin más motivo que esa conflictividad latente, fue la pesadilla de muchas de sus noches.

“Ebullición” es la palabra que resume el estado de la ciudad en las semanas previas al mes de mayo

Después de las vacaciones, Achard se volvió a Lyon –a vivir allí el arranque de la versión lionesa del mayo del 68– y en París se retomaron las clases, pero no la normalidad. Sobre las protestas… No sería exacto decir que se «recuperaron», porque es que no habían parado durante las vacaciones, si acaso se reavivaron. Ante la posibilidad de que la situación se acabara de desmadrar en la universidad, el decano de Nanterre decidió cerrarla hasta los exámenes de junio. Bravo. La decisión consiguió exacta y perfectamente lo contrario: los estudiantes marcharon a la Sorbona para protestar por el cierre, pedir la liberación de los detenidos y apoyar a Cohn Bendit y a otros compañeros amenazados de expulsión. Era día 3 y acababa de comenzar formalmente Mayo del 68.

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