La filósofa Mª Ángeles Quesada reflexiona acerca de la utopía y la distopía y el momento que estamos viviendo. Dijo Bauman que el futuro ya no es el lugar de la esperanza, sino el lugar de las más legítimas pesadillas. Entregamos nuestra vida fácilmente a muchas horas de trabajo, a una sobreexplotación, a la hiperconectividad, a las redes sociales… y, de pronto, cuando nos encontramos con nuestro vecino estamos cansados y sin fuerzas para poder hablar con él y conocerlo mejor. Hemos ganado libertades individuales a cambio de no tener deberes sociales. La actividad colectiva se limita a darle al like o a firmar una campaña de change.org. Quesada piensa en alto sobre nuestra realidad y si nos acercamos al mundo deseado o nos alejamos de él.
Abriendo la panza del oso de trapo
El diseño genético, la neurotecnología, los implantes cerebrales, la regeneración, la realidad virtual y aumentada conforman el mundo de Mentes colmena, de Isabel Fernández Peñuelas, un paisaje desolado y ciertamente distópico en el que no es fácil acomodarse, que te envuelve, te sugiere y te frustra. Por Francisco J. Jariego Ciboria huele mal a causa…