En el Día de las librerías, como lectores, ojeadores y compradores de libros querríamos abrazarlas a todas. De momento nos acercamos a una de ellas especialmente relevante en el ámbito de las humanidades porque, además, está de aniversario: Marcial Pons celebra 70 años de existencia. De la mano de sus responsables hacemos un poco de historia y hablamos, cómo no, de libros y de filosofía.
Por Pilar G. Rodríguez
Nos acercamos a Marcial Pons (la librería, porque también es editorial) preguntando por lo nuestro, por la filosofía. Que cómo está el sector, que cuáles son los libros más vendidos, que si interesan más los clásicos o las novedades… Responde Pedro Pons, director de la casa, al que, como una madre o un padre entre sus criaturas, le cuesta elegir alguna de ellas: “Es difícil especificarte cinco títulos de cinco filósofos, debido, en parte, a la amplitud de la materia. Pero aun así, para dar contestación a la pregunta, os diré que sigue habiendo mucho interés por los clásicos. Desde los pensadores griegos como Platón o el pensamiento estoico, hasta Bertrand Russell o Quine”.
Los clásicos son siempre modernos
Lo puede corroborar cualquier paseante (y/o comprador) de librerías atento a los mostradores. El estoicismo, por ejemplo, se ha hecho un hueco valioso en el sentir de numerosos lectores que rescatan las enseñanzas de Marco Aurelio o de Epicteto y las aplican a sus vidas. O simplemente las leen y las disfrutan en ediciones como la que hace un año, justo por estas fechas, puso en circulación Errata Naturae o en otras más modernas y adaptadas a los nuevos tiempos como la que La Otra H tiene en su colección de clásicos en manga.
Libreros (y editores) de tercera generación
Pedro Pons –los apellido lo delatan– es familia del fundador de Marcial Pons. «Mi abuelo era Don Marcial Pons y yo represento, junto a mi primo Enrique Pascual Pons y mi hermana Marta Pons Herrero, la tercera generación de libreros-editores. Soy el director de la editorial Marcial Pons, ediciones jurídicas y sociales, pero mi formación ha sido de librero en Valle de Suchil y cursé estudios de filosofía en la Autónoma de Madrid».
En este reportaje responde sobre los gustos de los «otros», sobre los títulos que más se piden y se demandan en la librería de Humanidades, porque si de lo que se trata es de hablar de gustos más personales… «Descubrí hace poco –y me gustó mucho– la colección Filosofía para profanos que escribe Maite Larrauri y que está ilustrada por Max. Son pequeños libros que abordan un tema a través del pensamiento de un autor. Ahora mismo estoy con La educación de John Dewey y seguro que continúo con los demás».
Modernos aspirantes a clásicos
“En estos dos últimos años quizás la gran sorpresa ha sido el escritor coreano Byung-Chul Han, que ha causado muchísimo interés entre los lectores”, prosigue Pedro Pons. Acaba de sacar un nuevo libro –El buen entretenimiento, en Herder, su editorial habitual– y seguramente se volverá a convertir en otro clásico contemporáneo. La principal virtud del coreano es poner en palabras sensaciones, malestares o fenómenos que le “pasan” a la sociedad actual. Digamos que establece diagnósticos, y diagnósticos certeros y precisos, para dolencias imprecisas pero reales. Y así está su nuevo entretenimiento para contar que ahora o eres entretenido o no eres, no tienes derecho a existir porque nadie te escucha, no tienes público y eso en la era de la apariencia… es sencillamente letal.
«Sigue habiendo mucho interés por los clásicos. En estos dos últimos años, quizás la gran sorpresa haya sido el coreano Byung-Chul Han», explica Pedro Pons, director general de Marcial Pons
Pero no es el único entre los vivos cuyos títulos desaparecen a buen ritmo de las librerías. “Otros autores actuales que suscitan mucho interés son Žižek y Terry Eagleton”. Ambos con raíces bien profundas en la política, en la actualidad y los cambios sociales de los últimos años, ambos observadores de exposiciones claras, contundentes, sin interés en esquivar las polémicas. ¿O no es verdad que es imposible hacer filosofía sin dar la cara a la época que a cada cual le toca vivir?
“Dentro de la filosofía política –continúa Pedro Pons– pensadores como Carl Schmitt o Isaiah Berlin siguen estando presentes y, entre los españoles, Ortega, Marías y Gomá quizás sean los más demandados”. Mención especial para las pensadoras “que siguen enriqueciendo la actualidad con sus tesis. Entre ellas podemos destacar a Hannah Arendt o María Zambrano”. Ese es el dedo y esa la llaga, esas son las razones por las que da gusto mirar libros en estantes, buscando allí, si no respuestas, sí diversas posiciones respecto a los temas que siguen siendo importantes en todas las épocas y para todas las edades.
Entre los españoles, pensadores como Ortega, Marías, Gomá y Zambrano figuran entre los más demandados
Algo más que vender libros
Una librería vive de ello, sí, de vender libros, pero sus ventas no son como las otras ventas y tampoco su público es como el que se acerca y pregunta por un título en una gran superficie, por ejemplo. “¿Te imaginas qué pasaría al preguntar por cualquiera de nuestros libros en uno de esos establecimientos?”, reflexiona Luis Domínguez, responsable de la librería de Humanidades de Marcial Pons.“Como mucho miran en el ordenador a ver si aparece”. Pero ser librero, tener vocación por el libro “es acompañar, guiar, es comunicar. No es recomendar –o no es solo recomendar–, es compartir. Después de tantos años incluso se puede reconocer a la gente que lee; al hablar, al expresarse y dirigirse a ti, al accionar, pero si se nota incluso en la manera de vestir…”.
Luis Domínguez habla de amigos, de hacer comunidad y de festejarlo a través de reuniones, actos, iniciativas puestas en marcha en Marcial Pons como los escaparates temáticos, las recomendaciones del librero… Todo eso que no significa nada para el mundo virtual hace que las librerías sigan siendo un tesoro si cabe aún más preciado en el siglo XXI. “Fui uno de los pocos que dije que el papel no iba a morir –recuerda Domínguez– y mira. Pero hay que estar unidos alrededor del libro, colaborar, porque nos necesitamos y, si uno muere, morimos un poco todos”. Habla entre las obras de una librería que cumple 70 años y soporta, muy en forma, tanto el papel de sus estanterías como el compromiso con el futuro.
Filosofía y Derecho
Marcial Pons es librería y es editorial. La especialización está en su ADN desde que el fundador que le dio nombre –que fue familia, tal y como sugieren los apellidos, de algunos responsables de la casa y sigue siendo Don Marcial para muchos de los trabajadores–, tuviera su “visión”. Lo contaba recientemente Enrique Pascual Pons –nieto del fundador y director de librerías y consejero de la editorial– en una entrevista con la revista La Aventura de la Historia: “Su visión fue la especialización”. La tuvo al comenzar a trabajar en Madrid en la librería de Afrodisio Aguado como encargado de la sección de Derecho y Medicina. Allí comprendió que esas materias quedaban difuminadas en el catálogo de una librería general. Y así se gestó su apuesta por la especialización, que comenzó elaborando un catálogo específico de Derecho.
La especialización está en el ADN de Marcial Pons y en ella reside la clave de su éxito
De modo que en su comentario sobre los libros de filosofía más vendidos, en Marcial Pons reservan unas palabras para “lo suyo”, aquello por donde comenzó la originalidad de su catálogo. “Me gustaría destacar también –prosigue Pedro Pons– un campo que para nosotros es primordial debido a la especialidad de una de nuestras librerías, es la Filosofía del Derecho. Sobre esta materia, además de tener dedicado un buen lineal de estantería en la librería de la calle Bárbara de Braganza (Madrid), tenemos una colección en la editorial jurídica dedicada a la materia, titulada Filosofía y Derecho. De esta colección destacaría pensadores como Michelle Taruffo, Jordi Ferrer o Ricardo Guastini, que, además, de expertos en sus respectivas materias son autores que han producido títulos imprescindibles para la reflexión jurídica”.
Un poco de historia
En gran medida, la historia de la librería y editorial Marcial Pons es la del fundador que le dio nombre. Marcial Pons Abejer (Calatayud, 1915-Madrid, 2011) entró a trabajar en la librería de Cecilio Gasca en Zaragoza. Allí aprendió el oficio y en 1935 se trasladó a Jaca (Huesca), para trabajar en la librería El Siglo. Tras la Guerra Civil, logró un empleo en Madrid, en Afrodisio Aguado (estaba en la calle Hortaleza), que le cambiaría la vida. Allí conoció a Casilda, su futura mujer, y allí tuvo la visión que iluminaría su trayectoria a partir de entonces: la especialización. Manos a la obra, elaboró un catálogo específico de derecho y, junto a su esposa, fundó su propia librería situada la calle Postigo de San Martín. Él mismo recogía los pedidos, los repartía… En 1962, se trasladó a la calle Bárbara de Braganza y en 1970 se inauguró en la plaza del Conde del Valle de Suchil, una segunda específica de Humanidades y Ciencias Sociales que, en aquella postrimería del Franquismo y al calor de publicaciones como Cuadernos para el diálogo y Triunfo, escindió la actividad jurídica y humanística de la librería. En 1997 Marcial Pons abriría la tercera sede en Barcelona, dedicada al Derecho, la Economía y la empresa.
Miembro muy activo del Gremio de Libreros de Madrid, del que llegó a ser su Presidente, su labor quedó reconocida por varios premios de diversas instituciones académicas. En 2005 le fue concedida por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo. Murió en 2011, después de toda una vida dedicada y entregada a los libros.
Una librería como una catedral
Fue al recibir uno los de mencionados galardones, concretamente la Medalla al Honor y al Mérito de la Universidad Carlos III de Madrid, cuando Marcial Pons echó la vista atrás y, haciendo inventario de su propia vida, repasó y definió lo que significa crear y cultivar una librería: “Los que me conocen saben que, en este sentido, me considero un verdadero privilegiado y que mi trabajo solo ha consistido en dedicación, constancia y esfuerzo, aunque bien es cierto que puestos a disposición de una hermosa causa. (…) De alguna manera, permítanme decirlo con todos los respetos, una librería se asemeja a una catedral. Su construcción no puede ser producto de la improvisación, sino más bien, ejercicio de perseverancia, de querencia, de vocación en definitiva”.
Cuando murió dejaba tres librerías como una catedral (o como tres) de esas que le inspiraban para que la vocación de los libros no se extinguiera nunca. Con sus palabras recordamos y felicitamos hoy al gremio de los libreros por cuidar y por querer a los lectores. Larga vida a quienes tienen y sienten el libro como vocación.
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