Hasta ahora la bioética intervenía diciendo que hay que tratar bien a los animales en investigación y a los animales de producción, porque esto repercute positivamente en la solidez de los estudios, en el primer caso, y en la calidad de los productos que consumimos los seres humanos, en el segundo. Pero en las nuevas preocupaciones morales de la bioética hay que reconsiderar a los animales no humanos y sus intereses. Nos lo explica la doctora en Filosofía Fabiola Leyton, autora del libro Los animales en la bioética, publicado recientemente por Herder.
Si está demostrado que los animales sienten, sufren, experimentan dolor o estrés, son felices, interactúan con otros, se cuidan entre sí…, reconocerlos como individuos sintientes y con intereses no debería suponer un problema. Y, a partir de hay, respetarlos y tener en cuenta sus derechos, tampoco. La bioética tiene mucho que decir en esto, incluida la necesidad de recolocarse ella misma para dar mayor protección a estos seres que a lo mejor tienen bastante más cosas en común con los humanos de lo que creemos…
Hablamos con la experta Fabiola Leyton. Nació en Chile, vive en Barcelona, es doctora en Filosofía, estudió también Trabajo Social y tiene un máster en Filosofía Política. Actualmente compagina la docencia –es profesora en la Universitat de Barcelona–, la investigación y la defensa de los derechos de los animales desde una perspectiva antiespecista, es decir, contraria a la discriminación a una especie por el hecho de serlo. La editorial Herder acaba de publicar su último libro: Los animales en la bioética. Tensión en las fronteras del antropocentrismo.
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