Chicana, feminista y lesbiana. Además de la frontera geográfica en la que se cría, la escritora Gloria Anzaldúa arrastra consigo otro tipo de fronteras epistemológicas, sexuales, identitarias o lingüísticas. La frontera que describe Anzaldúa como «un lugar indefinido creado por el residuo emocional de una linde contra otra». Para ella, el concepto de frontera no se limita únicamente al plano físico, sino que, en un sentido metafórico, es un territorio en constante estado de transición que hace referencia a los problemas de identidad y de lugar en el mundo.
Relata llevar «encabalgada sobre esa frontera tejano-mexicana y sobre otras toda la vida». Demasiado americana para los mexicanos, y demasiado mexicana para los americanos, sufre el dolor y la discriminación racial desde muy pequeña. Es, en sus propias palabras, una mitad y mitad; pertenece mitad a un grupo y mitad a otro, haciendo que al final se sienta desarraigada de ambos y no logre encontrar su lugar real en el mundo. En su ensayo autobiográfico La Prieta, se describe a sí misma como una entidad sin lugar figurativo, ni pueblos con los que relacionarse al cien por cien.
Deja un comentario