Hay que hacerlo desde la individualidad, dice el filólogo, académico y catedrático Carlos García Gual en una reciente entrevista con El País Semanal. El helenista, Premio Nacional de Traducción en dos ocasiones, acaba de publicar en Turner la edición especial 20 aniversario de su Diccionario de mitos.
Además de recordar sus peripecias vitales, en esa entrevista en El País Semanal Carlos García Gual (Palma de Mallorca, 1934) se enfocó en los grandes problemas educativos de la actualidad, de los que el escritor (autor de un buen número de libros: Epicuro, La secta del perro, Diccionario de mitos, La muerte de los héroes, etc.), académico de la lengua, catedrático y lector contumaz tiene una opinión sólida y bien formada.
La virtud de leer
El gran problema para García Gual es que los jóvenes de hoy (aunque no sólo ellos) no leen o lo hacen muy poco, decía en la entrevista a El País Semanal. Únicamente se preocupan por aquello que es obligatorio, como consecuencia de otro grave problema: la necesidad de rédito. Actualmente sólo se estudia con el fin de encontrar un buen trabajo y toda formación parece estar enfocada a eso. Los jóvenes, en su afán de profesionalizarse, simplifican excesivamente su vida, pues, sin lecturas, el mundo se reduce únicamente al presente. Se limitan a circunstancias cercanas, como los cotilleos, el móvil, la televisión y los videojuegos, perdiendo por el camino el inmenso patio de recreo que es la literatura.
Esto, tristemente, lleva asociado otro problema, que es el auge de la vulgaridad. Es muy fácil ser vulgar, ser igual que todos los demás. Ese común denominador de la simpleza, accesible a cualquiera, resulta atractivo, pero no deja de ser triste que haya quien no pida más a la vida a nivel intelectual.
La vulgaridad es atractiva, principalmente porque resulta fácil ser vulgar
Defensa individual
Todo esto se traduce en una realidad que para Gual es imposible de negar, y es el hecho de que la batalla de las humanidades está perdida. Sólo queda una alternativa, señala a El País Semanal, que no es otra que la habitual: la individualidad. El sujeto, solo y en minoría (a fin de cuentas, el individuo es siempre eso, la minoría más pura que existe), que decide leer, instruirse, conocer. Es ese mismo sujeto el que escoge, o trata de escoger, una profesión vocacional, porque la ama. No tomando la decisión por las posibilidades de ganar mucho dinero o cualquier otro motivo similar, sino porque esa es la labor que de verdad disfruta realizando (nosotros añadimos: puede que esa manera de vivir y escoger sea la máxima garantía de éxito, pues buena parte de la excelencia está ahí, en la pasión que hay detrás de la voluntad del individuo).
Este empobrecimiento ha de ser combatido por el individuo, porque nadie más lo hará por él. Definitivamente ningún político, pues no les conviene.
Una vida dedicada a la filosofía griega
El mayor orgullo del filólogo español, hoy por hoy uno de los que más y mejor han estudiado a los clásicos griegos –no en vano dirige la colección Biblioteca clásica de la editorial Gredos–, es haber logrado abrir el camino de la filosofía epicúrea y cínica. Ambas, si bien con un cierto valor histórico, no tenían en las pasadas décadas el peso y renombre de que gozan hoy, algo en lo que ha tenido mucho que ver Carlos García Gual.
De Epicuro el autor estima especialmente su concepto de la amistad, que poco tiene que ver con la actual, basada en cientos o miles de falsos amigos en las redes sociales. Es más bien esa amistad íntima y personal, de pocos amigos pero de calidad, tal y como defendía el filósofo de Samos, la que considera Gual virtuosa.
Por su parte, los cínicos, la “secta del perro”, se han ganado también un puesto de honor en el corazón del filólogo español, principalmente su apuesta por una ética férrea que se encamina a encontrar la felicidad aquí, en la Tierra (no en la otra vida), y por su fuerte compromiso con la verdad y la realidad, alejándose de todo idealismo.
El incombustible «Diccionario de mitos» de García Gual
20 años no son nada para el Diccionario de mitos de Carlos García Gual. Turner Libros acaba de presentar una edición aumentada de este clásico de nuestro tiempo. En ella conviven Superman, los Reyes Magos, Carmen o el mago Merlín con figuras ahora añadidas como Don Quijote, Moisés, Tarzán o Sherlock Holmes, entre otros. Por supuesto no faltan las estrellas clásicas: desde Ulises, a las Nereidas, pasando por Alcmeón o Hermes. En total, casi cien entradas que además de componer un compendio de mitos ordenados de la A de Adán a la Z de Zeus, conforman al tiempo un diccionario personal e imprescindible a la hora de comprender las querencias de Carlos García Gual.
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