La editorial Herder nos brinda esta selección de fragmentos rescatados de las homilías de Joseph Ratzinger, el papa emérito Benedicto XVI, a través de las cuales podemos comprender en profundidad y de primera mano la naturaleza de la Iglesia y la fe cristianas.
Por Jaime Fernández-Blanco
Signos de la nueva vida ofrece al lector una selección (realizada por Manuel Schlögl) de fragmentos e ideas presentes en los sermones de Joseph Ratzinger, el papa emérito Benedicto XVI. Reflexiones que se adentran en cada uno de los sacramentos de la fe cristiana —bautismo, confirmación, eucaristía, confesión, unción de los enfermos, orden sacerdotal y matrimonio—, así como en la idea total de la iglesia como comunidad.
Qué cuenta
Este libro ofrece, por tanto, la oportunidad de comprender mejor los sacramentos y su papel en las creencias cristianas, de manera que el lector se adentre en conciencia en el fenómeno que supone la fe. Quien se acerque a estas páginas se acercará también a la naturaleza íntima de la Iglesia, así como a los signos de «la nueva vida de Cristo» que representan los siete sacramentos.
Ratzinger nos ofrece una enseñanza magistral sobre la oración, la vida dentro la Iglesia y sus principios, además de interesantes reflexiones sobre los pensamientos plasmados a lo largo y ancho de las Sagradas Escrituras.
«La Iglesia tiene muros. El muro señala por una parte hacia dentro, está ahí para cobijar, para reunir, para conducirnos los unos a los otros. Su sentido es juntarnos desde las distracciones en las que vivimos fuera, desde el estar unos contra otros en el que nos perdemos con tanta frecuencia, entregarnos también al estar unos con otros, conducirnos tanto a la responsabilidad del uno para el otro como entregarnos el regalo y el consuelo del creer compartido, del ser compartido en el drama de la vida humana».
Benedicto XVI
Quien se acerque a estas páginas se acercará a la naturaleza íntima de la Iglesia y a los signos de «la nueva vida de Cristo» que representan los siete sacramentos
Por qué hay que leerlo
En el libro encontraremos mensajes íntimamente ligados a la espiritualidad cristiana y a su concepto de humanidad, la cual sobresale por encima de la individualidad personal al entrar en su comunidad. Una forma de vida espiritual donde lo concreto se abre al todo y que ofrece la posibilidad de experimentar a Jesucristo y la influencia decisiva que su figura tiene para la vida.
El Concilio Vaticano II afirmó que la Iglesia, en su conjunto, es en sí misma un sacramento, el «instrumento de la unión íntima con Dios y la unidad de todo el género humano». Y en ese sentido la observa Benedicto XVI en estas páginas. Las homilías del papa emérito mantienen ese aire «sacramental», puesto que surgen del recogimiento, de la oración, del día a día vivido ante Dios. Palabras capaces de tocar la fibra sensible y que tratan de mostrar, en primer lugar, qué es el ser humano, y en segundo, quién puede llegar a ser.
Como dice en el prólogo Stefan Oster, obispo de Passau, «la tarea del sabio no es solo ordenar, sino también hacer comprensible». En ese sentido, Benedicto XVI ejemplifica al sabio auténtico, pues utiliza no solo un lenguaje claro, sino uno bellamente compuesto. Una forma de hablar y expresarse que parece nacer no del mero discurso intelectual fruto de la sagacidad y elocuencia de cada cual, sino de quien realmente cree en esa verdad. Quien tiene el corazón en ella y es capaz de conmover y conmoverse por ella.
Breve biografía de Benedicto XVI
Joseph Ratzinger (1927, Marktl am Inn, Alemania) se doctoró en Teología por la Universidad de Múnich en 1953, dos años después de haber sido ordenado sacerdote. Tras participar en el Concilio Vaticano II como teólogo consultor del arzobispo de Colonia, prosiguió su carrera académica y se convirtió en vicerrector de la Universidad de Ratisbona. Fue nombrado cardenal y arzobispo de Múnich en 1977 por Pablo VI, y prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1981 por Juan Pablo II, cargo que desempeñó hasta su elección como papa —Benedicto XVI— el 19 de abril de 2005. Tras su renuncia en el año 2013, ostenta el título de papa emérito y es reconocido como uno de lo más importantes teólogos e intelectuales del siglo XX y XXI.
Deja un comentario