En el mencionado texto, el joven Levinas sostiene que para el hitlerismo la clave de una existencia auténtica está en cumplir con el propio destino, que es sobrevivir como pueblo. Se comprende que la vida de cada individuo está marcada por la pertenencia a la tierra y la pureza de la raza. Para el hitlerismo, la aventura de la existencia consiste en perseverar en el ser, pero no como individuo, sino como representante de un pueblo (por el que puedo llegar a sacrificarme). El hitlerismo silencia así la libertad de los individuos frente al Estado en nombre de un encadenamiento inevitable a la historia de un pueblo.
Para el hitlerismo, la aventura de la existencia consiste en perseverar en el ser, pero no como individuo, sino como representante de un pueblo
Levinas comprende, en cambio, que la existencia humana consiste esencialmente en la tensión entre el encadenamiento y la libertad, que nos abre a lo que está más allá de las condiciones materiales dadas. Es cierto que hay una adherencia inevitable, pero no a una patria o a un pueblo, sino al propio cuerpo. Rechaza el dualismo (separación entre cuerpo y alma), pues no podemos separarnos del cuerpo. A pesar de esta indisoluble relación, tenemos el deseo de salir de nosotros mismos, por ejemplo, cuando sentimos dolor o vergüenza. Esto es así porque también hay en nosotros un sentimiento de libertad. Sin embargo, por mucho que queramos salir de nosotros mismos, estamos clavados a nuestra existencia.
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