Marie Bardet es doctora en Filosofía por la Universidad de Paris 8 y en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Vive en Argentina desde hace 16 años, donde defendió su tesis doctoral codirigida por Stéphane Douailler y Horacio González. De su reescritura surgió Pensar con mover: un encuentro entre danza y filosofía, un libro pensado para la comunidad de bailarines. Sostiene que los problemas no se plantean, sino que «se sublevan». Casi un año después, cuando las medidas de aislamiento nos hicieron vivir una experiencia inédita en relación con el cuerpo, nos encontramos para tener esta conversación.
Se me ocurre arrancar por una posición que aparece en el primer capítulo de su libro Pensar con mover: «La filosofía tiene con el cuerpo una relación más que ambigua: la del simple y puro descrédito» y señala que, si bien esto marcó de manera profunda la tradición occidental, no puede ser tomada como la única relación que existe. ¿Cómo lo ve ahora?
Lo escribí en 2011, ya es como casi viejo de alguna forma. Igual un poco lo que intentaba hacer en esa introducción era mostrar lo siguiente: muchas veces se dice que «la filosofía no habla del cuerpo» o que invisibiliza al cuerpo; yo creo que mucho más que invisibilizarlo lo que hace es dejarlo en un lugar específico. Sí es un descrédito en el sentido de que lo que esto hace es alejar el pensamiento lo más posible del cuerpo y construirlo como un «objeto de conocimiento». Si algo está en tensión en los últimos años para mí es que sigue en juego ese reflejo de hacer del cuerpo un objeto de estudio. Por más que ahora sea una temática más en boga o más visible (sin duda, ahora hay muchos más congresos de «filosofía sobre el cuerpo»), sí creo que la puja política y la puja epistemológica es por no hacer del cuerpo un objeto de pensamiento, sino por desarmar los modos de legitimación de los modos de pensar, y de las voces autorizadas a tomar la palabra.
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