El entusiasmo, de Remedios Zafra, es un ensayo construido con palabras claras, expresiones contundentes y una tesis tan familiar y asentada que parecería que no era preciso hablar de ella. El libro ha sacado a la precariedad del armario: quienes malviven y se desviven por un futuro, siempre demasiado lejano, capaz de conjugar su vocación entusiasta y sus necesidades, saben ya que no están solos.
Por Pilar G. Rodríguez
El último premio Anagrama de ensayo, El entusiasmo, es un libro extraño: habla de lo que no se podía/debía hablar, con palabras supuestamente en repliegue por poca pertinencia o inadecuación también supuestas, y con formas inauditas para un libro de ensayo. Quien ha articulado esta galería de “rarezas” ha sido Remedios Zafra, escritora y teórica española, profesora de Arte, Estudios Visuales, Estudios de Género y Cultura Digital en la Universidad de Sevilla. De lo que habla es de cómo una vocación y un entusiasmo originales, especialmente en las profesiones que tienen que ver con la creación y la industria cultural, pasados por el filtro de la precariedad, acaban siendo instrumentalizados en beneficio de un sistema que favorece todo tipo de inestabilidades, incertidumbres y cansancio cuando no hartazgo y desidia: un medio perfecto de pervivencia y estímulo de las desigualdades y de la desarticulación de toda contestación.
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