Con motivo de su 91 cumpleaños, se ha presentado en el Vaticano el documental Benedicto XVI: la hora de la verdad, que analiza los hechos que propiciaron la renuncia de Joseph Ratzinger, quien fuera papa desde 2005 hasta 2013 y uno de los teólogos más reputados de las últimas décadas.
El 11 de febrero de 2013, el papa Benedicto XVI sorprendía al mundo entero al comunicar su decisión de abandonar el ministerio papal. Un evento histórico que no se producía desde 1415 y que llamó la atención de propios y extraños.
Muchas fueron las hipótesis en torno a dicha decisión. Por un lado, los que creían que la renuncia se debía a la difícil situación que atravesaba la Iglesia ante los numerosos casos de acoso sexual a que se vio sometida y, por otro, por el durísimo revés que supuso para el entonces Papa el conocido como «vatileaks«, el caso de filtración de documentos privados de Benedicto XVI por parte de quien fuera su mayordomo, Paolo Gabriele.
Desde su retiro, ha habido numerosas teorías acerca de los motivos de Benedicto XVI para abandonar su cargo como papa de la Iglesia Católica
Gran esfuerzo físico y mental
Sin embargo, en sus numerosas declaraciones al respecto, Benedicto XVI siempre mantuvo que la razón de su abandono del ministerio petrino no era otra que su delicada salud, la cual ya le había impedido viajar a Brasil para participar en las jornadas mundiales de la juventud. En ese momento, Joseph Ratzinger fue consciente de que su tiempo había acabado. Tras ello –ya como papa emérito–, se trasladó a la residencia de verano del papa en Castel Gandolfo, para más tarde dedicarse a una vida de oración y retiro espiritual en el monasterio Mater Ecclesiae, que se encuentra dentro de los muros del Vaticano.
Ahora, sale a la luz el documental –tal y como informa Aleteia– producido por la agencia Rome Reports, el canal de TV del episcopado italiano TV2000 y la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger, que analiza dicha situación. El documental, titulado Benedicto XVI: la hora de la verdad, ha sido producido en italiano, español e inglés y próximamente será distribuido por todo el mundo.
A los 91 años, Joseph Ratzinger continua haciendo gala de la lucidez intelectual que le convirtió en uno de los teólogos de mayor renombre de los últimos siglos, si bien físicamente su trayectoria le ha pasado factura. Pocas veces se tiene en cuenta el tremendo esfuerzo que supone el papel del papa, sujeto a horarios rígidos, reuniones maratonianas, viajes continuos, celebraciones litúrgicas, audiencias, compromisos públicos, etc.
El documental cuenta con testimonios de personalidades cercanas al papa emérito, como su hermano Georg Ratzinger, quien lo visita a menudo en el monasterio Mater Ecclesiae; el antiguo portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi; o el prefecto de la Casa Pontificia, monseñor Georg Gänswein, quien ha sido, además, el secretario personal de Benedicto XVI durante años y cuya labor continúa llevando a cabo.
El documental cuenta con testimonios de figuras cercanas al Benedicto XVI y analiza los motivos personales de su decisión
Si renunciamos a la verdad, renunciamos a la libertad
Antes de ser papa, Joseph Ratzinger fue profesor en diversas universidades alemanas (Bonn, Münster, Tubinga, Ratisbona), así como asesor teológico en el Concilio Vaticano II. Como teólogo, entendía que era necesario superar la abstracción metafísica de la neoescolástica, situación que, en su opinión, era en la que se encontraba atrapada la teología católica. Para solucionarlo, apostaba por abrirse a un nuevo tipo de lenguaje que, partiendo del Evangelio, conectase existencialmente con las inquietudes del hombre contemporáneo (tesis en las que se vio influido por filósofos como Martin Heidegger o Karl Jaspers).
En numerosas publicaciones, Ratzinger se ha mostrado profundamente preocupado por una de las bases del pensamiento actual en Occidente: el relativismo, que ha puesto en cuestión la idea de la verdad. Grave problema, en opinión del papa emérito, pues, si renunciamos a la verdad, con ello estamos renunciando a nuestra libertad. Occidente ha perdido el rumbo con esto, pues, sin un código moral consistente y unos valores acordes a él, es imposible que la sociedad no se pierda y se desoriente.
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