la vida intensa
Intolerantes a la serenidad
Nos sumergimos en una existencia de intensidad y excesos: trabajamos hasta agotarnos, festejamos hasta reventar..., siempre prácticas «intensas» que no dejan tiempo para la tranquilidad. Porque cuando esta nos invade, la sentimos como tiempo muerto, como absoluto aburrimiento invadiéndonos a modo de angustia ante los eternos segundos colmados de vacío.