Dentro del mundo de la historia de la filosofía hay opiniones para todos los gustos. Hay pensadores que resultan insoportables, ya sea porque son aburridos, soberbios, inmorales, hipócritas, abiertamente oportunistas, etc. De la misma manera, nos encontramos otros que nos resultan tremendamente atractivos por ser divertidos, sagaces, carismáticos o deliciosamente polémicos. Esto hace que, lo mismo que en todas las demás disciplinas, desarrollemos con cada autor una relación muy personal y peculiar, que puede ser tan profunda y dinámica como la que tenemos con personas de nuestro entorno.
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