¿Una entrevista sobre filosofía a un cantautor, a un pintor, a Luis Eduardo Aute? Sí, Aute, que ha muerto hoy en Madrid, nos recibió en su casa-estudio hace unos años, antes de retirarse por haber sufrido un infarto. Allí pudimos hablar con él entre canciones nuevas y viejas pinturas cuando todavía no le habían golpeado esos avatares que tiene a veces la vida que te ponen fuera de combate, pero no siempre consiguen derrotarte. Si no tenía tiempo, no se notó en absoluto: él siempre hace hueco para charlar sobre la creación, la actualidad, la introspección, la utopía, el amor… O sea, esas cosillas de las que, entre otras, también se ocupa la filosofía. Recuperamos y recordamos ahora esa conversación con él.
Por Gonzalo Muñoz Barallobre
En el último acto público de Aute no estaba él. Se presentaba un volumen que reunía su poesía, a finales del año pasado, y un nutrido grupo de sus muchos amigos lo recordaba junto a seguidores en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Aute sigue recuperándose de un infarto que casi lo mata en 2016. No somos nadie, ya se sabe. Menos mal que la palabra es mucho, y además… queda la música.
Conocido principalmente por su obra como cantautor, Luis Eduardo Aute (Manila, 1943) es un creador nato; también cultiva la pintura, el dibujo, la escultura, la poesía y el cine. Su forma de encarar la creación artística tiene mucho de filosófica por el nivel al que lleva las preguntas y por la forma que tiene de trabajar con las respuestas. Empezamos fuerte, hablando de utopías…
Como Tomás Moro dejó escrito, la palabra «utopía» es también un «buen lugar» (eutopía). ¿Cuál es para ti ese buen lugar?
En uno de los textos breves que escribo y que llamo poemigas: digo «la utopía ha muerto, viva la autopía». Creo que cada uno tiene su propio concepto sobre ese ámbito ilusorio, seguramente, ubicado en las antípodas del espacio que nos ha tocado vivir. Describe de alguna forma la dinámica del objeto del deseo, aquello que uno desea alcanzar y que es inalcanzable. La utopía parece ser que no existe, pero el ser humano no puede vivir sin mitos. Es el estado mental por el que uno siente una cierta nostalgia sin haberlo conocido, nostalgia de lo desconocido, como ámbito opuesto a la realidad que le ha tocado vivir.
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