En esta entrevista, el profesor Claus Dierksmeier afirma que los filósofos deben proponer conceptos concisos, bien estructurados. La «libertad cualitativa» es su apuesta. Este concepto vertebra toda su carrera, una trayectoria que busca caminos a una ética global, una producción empeñada en demostrar que otra globalización es posible.
Junto con esas labores filosóficas, Claus Dierksmeier (1971, Pforzheim, Alemania) es un enamorado de la divulgación desde que de niño descubriera la figura de Carl Sagan y sus maneras únicas de explicar a todos y para todos lo mucho que él sabía. Como el genial astrofísico norteamericano, Dierksmeier tiene la intención de que lo que él ha podido conocer llegue también a buen número de personas. Porque su concepto de «libertad cualitativa» implica no a muchas personas sino a todas; todas y todos estamos concernidos por la libertad e implicados en su tarea: «Mientras un solo ser humano no se encuentre libre, la libertad de todos los demás estará coja», afirma en el libro que acaba de publicar en la editorial Herder, explicando su teoría de la Libertad cualitativa (ese es su título).
Tiene sentido. Para este teórico de la globalización el mundo es de todos y la libertad también ha de serlo. Lo suyo es el ser, pero también el deber ser de un fenómeno, el de la globalización, que con demasiada frecuencia se ha tomado como algo inexorable, imposible de cambiar o de modificar. Dierksmeier lo ha estudiado pasando por diversas universidades y centros de distintos países: España, Uruguay, Estados Unidos… Asentado en su país, de 2012 a 2018, dirigió el Instituto de Ética Global de la Universidad de Tübingen, la misma ciudad donde ahora ocupa una cátedra en el Instituto de Ciencias Políticas de la propia universidad. Con él hemos hecho un recorrido partiendo de la política, con alguna parada en la economía, que ha acabado en versos y declaraciones de amor: todo es posible cuando se trata de libertad.
Deja un comentario