Maurizio Ferraris (Turín, 1956) es una de las voces más influyentes de la filosofía europea contemporánea. Discípulo de Gianni Vattimo en sus inicios, su obra ha recorrido un arco que lo llevó desde el posmodernismo hasta una crítica radical de este, articulada en lo que él mismo denominó «nuevo realismo».
Profesor de Filosofía teórica en la Universidad de Turín y director del centro interdisciplinario Scienza Nuova, Ferraris ha desarrollado una obra de gran alcance en torno a la teoría del conocimiento, la ontología social y el impacto de la tecnología digital en la vida humana. Entre sus libros más relevantes se encuentran estos dos: Documanidad. Filosofía del nuevo mundo y Manifiesto del nuevo realismo. Es sobre el primero sobre el que escribimos en este artículo.
Ferraris llega a Madrid con motivo del Festival de las Ideas 2025. Celebrado del 18 al 21 de septiembre de 2025, el festival planteaba esta encrucijada: ¿cómo orientarnos en los laberintos del presente? Bajo el lema «Laberintos. Sentidos, sin sentidos y contrasentidos», esta segunda edición invitó a pensar los múltiples dilemas contemporáneos: la sobreinformación, la identidad fragmentada, las promesas de liberación frente a los falsos libertadores, los espacios de refugio o de reclusión, los monstruos modernos que nos acechan…
En ese escenario —de conversación y de disputa— la voz de Ferraris es una pieza clave. Su intervención en el Festival se tituló «Del mito al bulo» y exploró cómo lo que damos por cierto puede no tener base fáctica, y cómo los mitos antiguos se actualizan en los algoritmos, las fake news, los discursos mediáticos, pero también en nuestra relación cotidiana con el hecho, el registro, lo documental.
Sobre esto último, sobre lo documental y cómo hemos devenido homo documentalis, hemos hablado con él después de su intervención. Desde las pinturas rupestres hasta las huellas digitales que dejamos en la red, nuestra identidad y nuestras instituciones se edifican sobre «actos de registro». En esta perspectiva, la digitalización no representa una anomalía de la modernidad tardía, sino la intensificación de un rasgo constitutivo de la especie. Frente a la nostalgia por lo analógico y al temor frente a la inteligencia artificial, Ferraris sostiene que no se trata de resistir a la documentalidad, sino de reorientarla hacia fines emancipadores. Veámoslo por pasos.
La nostalgia analógica como falso escape
Cada vez más, muchos de mis amigos se compran una cámara analógica, en vez de sacar sus fotografías con el móvil. Hay muchos motivos para ello, pero quizá dos de los más importante sean que así escapan de la sobreabundancia (asfixiante) del mar digital y que con lo analógico piensan mucho mejor cuándo sacar una foto (porque no hay carrete infinito). Esta vuelta a lo analógico se expresa también en otros ámbitos: amigos que se compran móviles sin internet, la vuelta a las cartas…
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