Cristina Lafont nació en España durante la dictadura de Franco, ingresó en la Universidad en Valencia para estudiar la carrera de Filosofía durante un golpe de estado y desde entonces ha estado interesada en defender la democracia. Nos cuenta la filósofa que tuvo la suerte de trabajar con Jürgen Habermas, a quien no solo admira como filósofo, sino también como un bastión de la democracia.
Por Luciana Wisky
Dice la filósofa Cristina Lafont que lleva la defensa de la democracia en los huesos y que, aunque esta no sea perfecta, solo aquellas personas que no han pasado por experiencias de profunda inestabilidad pueden estar dispuestos a apostársela por menos de nada. Hablamos con ella sobre su último libro, Democracia sin atajos. Una concepción participativa de la democracia deliberativa, publicado por Trotta.
¿Cómo surge el libro Democracia sin atajos?
Surge por el miedo a la desconsolidación democrática, algo que no veía posible unos años atrás. De hecho, no pensaba escribir un libro sobre teoría de la democracia, ya que lo veía como algo centrado en el contexto de los estados naciones y mi interés tenía que ver con cómo se podría democratizar la acción política en Europa y luego a nivel global.
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