Siempre merece la pena aplicar lo que John Dewey, filósofo y pedagogo americano, nos recomendaba para desplegar nuestro pensamiento crítico sobre cualquier tema: suspender el juicio e indagar la naturaleza del problema antes de proceder. Así, ante este nudo que surge y la situación que lo desencadenó, suspendemos el juicio, nos paramos ahí y habitamos nuestra vivencia, la exploramos, contemplando nuestras ideas, reacciones, permitiéndonos preguntas y dudas.
La cultura de la cancelación y la posverdad
Comencemos con una pregunta sobre el contexto: ¿qué es la cultura de la cancelación y qué implica? Efectivamente, existe una cultura de la cancelación que ha normalizado la expulsión del diálogo público a quienes expresan o representan unas ideas determinadas, normalmente consideradas inadmisibles (por ejemplo, racistas, sexistas, violentas, etc.). Esta cultura, en mi opinión, se inscribe dentro del fenómeno de la posverdad. La posverdad, tal y como se caracteriza en mi libro La virtud de pensar, no tiene que ver con la mentira o el engaño, que siempre han existido, sino con un completo desprecio por la verdad. La verdad no interesa, es irrelevante y, por tanto, no trataremos de buscarla.
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