Gracias, Darío Sztajnszrajber, por aclarar en su perfil de Twitter que su apellido se pronuncia shtain-shraiber. Estupendo dar respuestas… antes incluso de que hagan la pregunta. Pura filosofía práctica (o casi). Nosotros, desde luego, necesitábamos la aclaración para poder hacer esta entrevista. Y si Sztajnszrajber ha decidido dar instrucciones precisas es que no somos los únicos que nos perdíamos entre tanta consonante.
En realidad, todo en este docente de filosofía –dice también su cuenta de Twitter–, no solo su apellido, nos llamaba la atención. Filosofía en teatros. Filosofía y música. Filosofía y rock. Filosofía y espectáculo. Filosofía y carteles de entradas agotadas. Filosofía y locales y eventos al aire libre llenos cada día. Filosofía y miles de oyentes. Filosofía y gira por Argentina, Uruguay, México, Colombia… Filosofía y cientos de miles de seguidores en las redes sociales. Filosofía y best seller. ¿Por qué? ¿Desde cuándo un filósofo es una estrella o un influencer? ¿Y por qué no? ¿Cómo enseña la filosofía Darío Sztajnszrajber? Está claro que sabe cómo divulgarla. Así que nosotros, que también nos dedicamos a eso, teníamos que conocerlo de cerca, a ver si descubríamos sus claves, sus ideas, su cómo y su porqué.
De momento, lo entrevistamos a distancia, con el móvil –perdón, el celular– por medio. Él en Argentina, nosotros desde España. Pero pronto viajará hasta Madrid y Barcelona, la segunda semana de mayo, para presentar el libro Filosofía en once frases –publicado en Argentina por Paidós, con un gran éxito de ventas, editado también recientemente en México y que acaba de llegar a España de la mano de la editorial Ariel– y podremos verlo más de cerca. Hablamos con él sobre esa filosofía «impertinente» que le permite explorar, buscar, no contentarse con lo comúnmente establecido, ir más allá de lo que se presenta como «normal». Y hablamos también sobre su modo de divulgarla, aliándose con el teatro o el rock. En algún momento de la historia, la filosofía, que nació en la calle, en el ágora, dejó de estar libre y se encerró para estar al alcance solo de los más eruditos. Sztajnszrajber se atrevió a sacarla del aula, airearla por la calle, la radio y la televisión y subirla a los escenarios, y de vuelta encontró una gran acogida, un público entregado y una legión de seguidores. Levantemos ya el telón de este espectáculo filosófico.
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