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Dosier Deleuze

F+ Deleuze: una filosofía de la vida y la diferencia

La historia de la filosofía ha centrado sus esfuerzos en pensar la identidad, lo uno, lo que es idéntico a sí mismo, y ha pensado la diferencia como lo carente de identidad, como algo negativo. La filosofía de Gilles Deleuze invierte esta concepción y se centra en pensar la diferencia como un elemento propio, como un entidad propia. El camino que recorre es un camino vitalista, un camino que le lleva a afirmar la diferencia y lo múltiple de la realidad.

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Cuando miramos dentro del traje de las filosofías clásicas, vemos toda una vida reprimida, una vida que sale a flote cuando apostamos por otras categorías (como diferencia o inmanencia). La filosofía de Deleuze tiene este objetivo y se entiende a sí misma como un canto a la vida. Diseño realizado a partir de la imagen de freepik (licencia CC).

Cuando miramos dentro del traje de las filosofías clásicas, vemos toda una vida reprimida, una vida que sale a flote cuando apostamos por otras categorías (como diferencia o inmanencia). La filosofía de Deleuze tiene este objetivo y se entiende a sí misma como un canto a la vida. Diseño realizado a partir de la imagen de freepik (licencia CC).

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François Dosse, en su Biografía cruzada, afirmó que Deleuze se preguntaba qué valor tiene un pensamiento que no incomoda ni molesta, un pensamiento que no moviliza (sino que, más bien, lo cierra, lo encierra. Deleuze se preguntaba qué valor tiene un pensamiento que simplemente reconoce la forma en la que se da la existencia actualmente, los valores e instituciones ya establecidos y hegemónicos. Esta es, para Deleuze, la motivación para elaborar una nueva filosofía, crear una nueva imagen del pensamiento.

La filosofía de Gilles Deleuze —y la de su amigo y filósofo Félix Guattari— es, sobre todo, un nuevo idioma. Una vez que comienzas a ser capaz de hablar un poco el lenguaje de estos dos pensadores, todo empieza a estar conectado y, a medida que entiendes algo, comprendes mejor todo lo anterior. Como bien señala la filósofa Amanda Núñez: «Deleuze no hace otra cosa que desplegar un mismo sistema a lo largo de todas sus obras».

Resulta ciertamente contradictorio, expone Juan Manuel Aragües —filósofo deleuziano— al principio de su obra titulada Gilles Deleuze (1925-1995), pretender «petrificar en una monografía una filosofía del devenir», como es la filosofía de Deleuze. Una filosofía que pone en el centro el concepto de diferencia, que pone en el centro la multiplicidad y el movimiento. Una filosofía así no puede quedar capturada en unas cuantas páginas, dado que la realidad es un conjunto de flujos que se mueven, atraviesan, cambian, etc. La filosofía de Deleuze está todo el rato fugándose y escapándose de nuestras manos, así que lo único que podemos hacer es caminar despacio entre sus bordes tratando de divisar ciertas corrientes y tendencias.

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La filosofía de Gilles Deleuze —y la de su amigo y filósofo Félix Guattari— es, sobre todo, un nuevo idioma. Una vez que comienzas a ser capaz de hablar un poco el lenguaje de estos dos pensadores, todo empieza a estar conectado

Invertir a Platón: contra la representación y la idea

La filosofía deleuziana es un intento de invertir el platonismo. Es también una crítica severa a la idea de representación y a la filosofía idealista. Además, Deleuze señala el dogmatismo con el que se ha construido una imagen concreta del pensamiento que no nos permite pensar como un ejercicio libre de la propia facultad del pensar (en la historia de la filosofía occidental se ha construido a través de Platón, Aristóteles, Kant, Hegel).

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