Antes del siglo XX las víctimas existían, pero ¿quién reparaba en ellas? Existían porque existían las desgracias, pero su presencia no era cuestionada ni debatida. Llegó la Segunda Guerra Mundial y su maquinaria para la producción exclusiva de víctimas y todo cambió. No fue rápido: tras levantar el velo a los campos de exterminio, el mundo se sumió en un silencio resacoso del que fue difícil hacerlo despertar. Lo hicieron, de distintas formas, las víctimas que alzaron la voz o la pluma a favor de un nuevo imperativo categórico: nunca más. ¡Escucha un avance del dosier!
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