Aprovechamos la reciente salida de Filosofía en la calle para charlar con su autor, Eduardo Infante, de filosofía, las escuelas, la divulgación y el potencial de las nuevas tecnologías. Todas ellas materias directamente relacionadas con su libro.
Por Jaime Fernández-Blanco Inclán
Eduardo Infante se ha pasado casi dos décadas tratando de hacer que la filosofía sea accesible a los más jóvenes en sus clases como profesor de bachillerato en el CES San Eutiquio, de la ciudad de Gijón (Asturias). Eso le ha llevado a ofrecer una versión de ella que poco tiene que ver con la que tradicionalmente tenemos: cercana, atractiva, sencilla e íntimamente relacionada con nuestro día a día. Y puestos a realizar esa labor, debió preguntarse que por qué debía terminar en el aula. De ahí que hace poco recibiéramos con alegría Filosofía en la calle, un texto que trata –y consigue– de cumplir la expectativa de su título: acercar la filosofía al gran público.
Conseguimos que Eduardo nos hiciera un hueco en su apretada agenda en mitad de la promoción y aprovechamos para charlar con él acerca de su libro, su trayectoria profesional y sus preferencias filosóficas.
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