¿Sabías que muchas letras de canciones encierran las preocupaciones y teorías filosóficas de todos los tiempos? ¿Que Joaquín Sabina, Michael Jackson o Siniestro Total le pusieron el micro a Epicuro, Heráclito u Ortega para que se expresaran de otra manera y pudieran llegar hasta nuestros días algunas de sus reflexiones? ¿Que no te lo crees? Sigue leyendo, abre tu oído y tu mente.
10 A vueltas con los medios y los fines. Revolution, de The Beatles
En esta canción uno le pide a otro que se sume a su revolución y el otro responde que si hace falta matar, mejor no. Algo parecido le ocurrió al filósofo francés Albert Camus, que vivió una época muy convulsa de movimientos de liberación y violencia. A él le preguntaron: “Si tienes que elegir entre la justicia y tu madre, ¿con quién te quedas?”. Y él optó por su madre. Explicó que su madre podía morir en un atentado de los que entonces tenían lugar en los autobuses de Argelia: si eso es la justicia, me quedo con mi madre, aseguró. Venía a decir que si la causa requiere de medios ilegítimos, nos hemos equivocado de causa. Era una opinión a la contra en aquella época, pero parece que 40 años después le hemos dado la razón.
Otra idea muy del siglo XX que se canta y se encuentra en esta canción es la de que lo personal es político. Está en Ortega cuando dice que “yo soy yo y mis circunstancias”. Casi siempre se olvida la última parte de la cita: “Y si no la salvo a ella, no me salvo yo”. Y es que los cambios que podemos producir actuando personalmente no son suficiente si no cambiamos también la circunstancia.
9 Las grandes preguntas de la filosofía… y de Siniestro Total
¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos? Siniestro Total no solo se hace las tres preguntas fundacionales de la filosofía, sino que el resto de la letra de la canción está lleno de los interrogantes que han alimentado los distintos caminos que esta ha seguido. ¿Dónde está el eslabón perdido? ¿Donde vamos después de morir? ¿Se expande el universo? ¿Estamos solos en la galaxia o acompañados? Son interrogantes que riman con ese asombro que siente el individuo consciente de su existencia y de su extraña posición en el mundo. De ese ser humano decía Schopenhauer que era el único animal que se asombraba de su propia existencia, como Siniestro Total.
8 ¿Cambiar el mundo o a ti mismo? Man in the mirror, de Michael Jackson
De entrada arranca con un planteamiento muy filosófico, dice que está hablando con el hombre del espejo, y qué es pensar sino dialogar con un mismo. Y luego plantea un viejo dilema filosófico: el de si hay que cambiar uno mismo o cambiar la sociedad. Su respuesta es la de que, si quieres hacer el mundo un sitio mejor, empieza por cambiar tú mismo. Es un criterio muy de este siglo que ha puesto sus esperanzas, ya no en revoluciones ni en ideologías, sino en el cambio individual, de ahí el auge del desarrollo personal y la autoayuda.
7 El fin de las utopías. El muro de Berlín, de Joaquín Sabina
Una década antes de que cayera el muro en el 89, Lyotard ya advertía sobre el fin de los grandes relatos, las grandes narraciones que durante un tiempo dieron fin a nuestra propia existencia. La religión cristiana fue uno de esos grandes relatos que dotaban de sentido la vida y otro era el marxismo, el socialismo que con la caída del bloque soviético desaparece también. Lyotard ya anunciaba el advenimiento de los pequeños relatos que sustituirían a los grandes. Y Sabina lo expresa perfectamente: “No habrá revolución, es el fin de la utopía. Que viva la… bisutería”.
6 ¿20 años no es nada? Volver, de Estrella Morente
El primer gran debate filosófico sobre el tiempo es si existe un tiempo subjetivo u objetivo. Platón decía que era objetivo: eternidad en movimiento. Después de muchas discusiones, en el siglo XX Heidegger y Husserl concluyeron que el tiempo estaba en nuestra conciencia y, desde ese punto de vista, tiene todo el sentido decir lo de la canción, que 20 años no son nada. O todo lo contrario, que son mucho tiempo. A mí me gusta mucho una frase de Husserl que decía que el pasado existe porque está presente. La experiencia pasada es, o sea, tenemos conciencia de ella, cuando se hace presente, porque si lo olvidamos entonces no es pasado ni presente: no existe.
5 Heráclito se reencarna en Jorge Drexler: Todo se transforma
La idea de Drexler es la de la rueda del karma, esa de que uno recoge lo que cosecha y que lo que se emite, se transforma y regresa… Es una de las ideas centrales del hinduismo y el budismo. Ellos creen en la reencarnación y en una sucesión de vidas, muertes, en las que dependiendo de cómo actuemos así nos será dado no como una ley moral, sino como una ley natural. Pero la idea de ciclo, de cambio, está también en Heráclito. Suya es la frase de que no te puedes bañar dos veces en el mismo río porque ni el río ni tú sois ya los mismos. Todo se transforma. Ya lo canta Drexler.
4 Los Rolling Stones y los deseos: no siempre puedes tener lo que quieres
En You can’t always get what you want, Jagger dice que no siempre puedes tener lo que quieres, se enfrenta con la canción de Queen, que decía: lo quiero todo y ahora mismo. Bien, ambas canciones hablan del deseo, algo crucial en la filosofía. Porque la filosofía enseguida se dio cuenta de que buena parte del sufrimiento tenía su origen en los deseos. Para eso, para vencerlos o tenerlos a raya, Epicuro los clasificó en necesarios, naturales y ni necesarios ni naturales. Ejemplo: necesario sería comer, claro; pero innecesario sería comer demasiado, un banquete cada día. Y entre los deseos ni naturales ni necesarios, el poder, las riquezas, los cargos. Curiosamente todos aquellos que nos hacen más infelices.
3 Fortaleza y justicia en nombre del amor. Pride, de U2
Es un homenaje a Marthin Luter King. Parece una canción de amor, pero es una canción muy política y muy ética. Habla de los actos de generosidad en nombre del amor y del sacrificio básico, que es dar la vida por tus ideas. Menciona además dos de las cuatro virtudes cardinales: justicia, templanza, fortaleza y sabiduría. Aquí se habla de justicia y de fortaleza convertida en coraje: en ese coraje que para Aristóteles consistía en ser valiente, no para correr al peligro, pues eso sería temerario ni para rehuirlo, que eso es de cobardes. Para Aristóteles, ya sabéis, las virtudes, siempre, en el término medio.
2 Mi vida es mía, su responsabilidad, también. It’s my life, de Bon Jovi
Es mi vida. La idea de Bon Jovi es que vivamos la propia vida. Hay otros que quieren que vivamos sus vidas u otras vidas, desde nuestros padres, jefes o maridos. Y el ejemplo prototípico es el de Thoreau, que se fue al bosque porque quería vivir deliberadamente y no llegar a la muerte para darse cuenta de que no había vivido. Allí escribe una especie de diario titulado Walden, donde va contando cómo construye una cabaña con sus manos, anota lo que gasta y, en este punto, dice una frase muy cierta: el precio de algo es la parte de tu vida que tienes que entregar para conseguirlo.
1 Los caprichos de la diosa Fortuna. Like a Rolling Stone, de Bob Dylan
Es una historia de auge y declive. Está muy relacionada con la fortuna, los estoicos… Los romanos en general tenían muy presente a la diosa fortuna, la representaban con un cuerno de la abundancia en una mano y con una vara de timón en la otra. “La fortuna nada otorga en propiedad”, decía Séneca. O sea, lo que la buena suerte te da hoy, mañana te lo puede quitar. Es algo que no conviene perder de vista ahora que nos presiona tanto la idea de fracasar porque no hay dioses: ni todos los éxitos son nuestros enteramente, ni los fracasos tampoco. Fortuna manda.
Este top ten filosófico-musical se emitió el 13 de febrero de 2018 con motivo del Día de la radio en el programa La Ventana, de la Cadena Ser. Puedes escucharlo íntegro aquí o leerlo aquí.
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