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F+ Karl Löwith: el escepticismo más lúcido

Löwith hace del escepticismo una profesión de fe. Pero el suyo no es un escepticismo soberbio, sino sobrio, capaz de reconocer el valor de los pequeños acontecimientos cotidianos como lo relevante de verdad a los ojos del filósofo. Esta es la máxima de su escepticismo: «Aquella actitud filosófica que, en lugar de postular preguntas extremas que conducen necesariamente a soluciones dogmáticas, formula claramente los problemas como tales y los mantiene, renunciando a respuestas demasiado apresuradas».

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El pensamiento de Karl Löwith resulta clave para entender de qué forma la idea de progreso ha trasladado la fuente de sentido en la modernidad hacia la existencia histórica. Ilustración de Núria Oliveres.

El pensamiento de Karl Löwith resulta clave para entender de qué forma la idea de progreso ha trasladado la fuente de sentido en la modernidad hacia la existencia histórica. Ilustración de Núria Oliveres.

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¿Puede el contenido de la historia explicarse por sí mismo? ¿Se dirige la historia hacia algún lugar? ¿Cómo debemos interpretar el progreso moderno? ¿Cuáles son las flaquezas de la respuesta existencial al nihilismo europeo? ¿Qué dependencias encontramos en el pensamiento europeo de su pasado cristiano? ¿De qué forma podemos acercarnos al ser natural del hombre para dar una nueva respuesta a todas las preguntas anteriores?

El pasado mes de mayo se celebraron cincuenta años de la muerte de uno de los filósofos alemanes del siglo XX más conocidos y a la vez menos estudiados. Nos referimos a Karl Löwith (1897-1973), ampliamente citado por sus críticas a Heidegger —del que fue el primero de sus discípulos—, por su retrospectiva del pensamiento alemán del silgo XIX —cuyo libro De Hegel a Nietzche se encuentra entre las lecturas recomendadas de múltiples guías docentes de filosofía— y por el impacto de su tesis sobre las relaciones entre progreso y secularización en su obra Historia del mundo y salvación. A pesar de su notoriedad, su pensamiento ha sido poco trabajado, al menos hasta vivir un cierto florecimiento los últimos quince años.

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