Quería ir al colegio y estudiar. Y lo pagó caro. El 9 de octubre de 2012, hoy hace seis años, a Malala Yousafzai los talibanes le dispararon tres tiros dentro del autobús escolar en el que volvía a casa después de clase. Uno la alcanzó. Tenía 15 años. Hoy, con solo 21, dedica su vida a cosas tan grandes como la paz y luchar por el derecho a la educación de todos los niños, especialmente de las niñas, el que más está en peligro. Y a seguir estudiando.
Por Amalia Mosquera
¿Pueden la convicción, la decisión y la voz de una persona cambiar el mundo? ¿Y si esa persona es adolescente? ¿Y si es mujer y vive en un mundo machista? “Hace 5 años me dispararon en un intento por impedir que levantara mi voz por la educación de las niñas. Hoy asisto a mis primeras clases en Oxford», escribía Malala Yousafzai el 9 de octubre de 2017 en su cuenta de Instagram. Durante 800 años los hombres podían ir a la universidad y las mujeres no. Malala Yousafzai se lo explica a un grupo de visitantes de la Universidad de Oxford (Reino Unido), donde ella estudia Filosofía, Política y Economía, en uno de los programas No necesitan presentación, de David Letterman (Netflix). “Este es el primer college para mujeres –les dice–. Se fundó en 1878, unos 800 años después que la universidad. Durante ese tiempo, los hombres podían estudiar y las mujeres no”. Malala Yousafzai, de 21 años, se dedica en cuerpo y alma a que esto no vuelva a suceder nunca más en ningún lugar del planeta. Y no es tarea sencilla, porque en ciertos países y en determinados ambientes la suma niña-mujer + estudiar no puede resolverse; simplemente no existe. En muchos sitios, lo normal, lo que debe ser es imposible. Ella lo sabe demasiado bien.
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