Desear y buscar la felicidad es necesario y humano. Y lo es, nos dice Manuel Calvo, doctor en Filosofía y profesor, porque necesario es desarrollar la propia esencia de cada uno. Todos, en nuestro desarrollo natural, nos dirigimos –o lo intentamos– hacia donde creemos que está nuestra felicidad. Pero más difícil es saber cuál es el camino para conseguirla, porque los seres humanos no tenemos una esencia predefinida o, quizá, nuestra esencia sea no tener esencia, es decir, la libertad. Así que tenemos que buscar libremente nuestro lugar en el mundo, nuestro verdadero ser.
Dice Manuel Pimentel, escritor y editor, expolítico y ex ministro de Trabajo de España, en el prólogo de Filosofía para la felicidad. Del superhombre a Dios –publicado por Almuzara–, que este libro nos hace pensar, nos impulsa a cuestionar nuestra propia noción de la felicidad y el adecuado camino para alcanzarla. Su autor, Manuel Calvo, consigue enseñarnos un camino hacia la felicidad a través de conceptos filosóficos que nos permitan dar el salto de seres humanos a «superhumanos». Porque el ser humano que logra dirigirse correctamente en la vida y consigue la felicidad se eleva sobre la humanidad y se hace «superhumano».
Pero para eso, advierte, hace falta ser valientes y libres. «El superhumano debe ser, ante todo, valiente. Hasta para ser feliz hace falta valentía». Y estamos llamados a ser libres, a decidir qué o quiénes y cómo queremos ser. De este camino y de su meta hablamos en esta entrevista con Manuel Calvo, doctor en Filosofía, profesor de Secundaria, vocal por Sevilla de la Asociación Andaluza de Filosofía e investigador en el departamento de Metafísica y Corrientes actuales de la Filosofía en la Universidad de Sevilla.
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