De familia de editores, el joven José Ortega y Gasset creció rodeado de discusiones políticas y periodísticas. En 1897 se incorporó a la Universidad de Deusto (Bilbao) y siguió sus estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid, a la que se incorporó en 1898.
Cómo resolver la crisis de la filosofía
A Ortega y Gasset nunca lo abandonó «un ansia infinita, vital por buscar la verdad, por buscarla, aunque no exista», como le expresó a su padre en una carta enviada desde Alemania en 1904. Precisamente en este país fue donde se convenció de que las soluciones que necesitaba la filosofía española, muy azotada por las profundas crisis económicas de finales del siglo XIX por la pérdida de poder colonial, debían buscarse en Europa.
Para el madrileño, el continente europeo era la puerta de entrada a la modernidad, la ciencia, el rigor y el conocimiento. Durante varios años, Unamuno y Ortega y Gasset enfrentan opiniones; Unamuno llegará a llamar «papanatas» a todos esos «pobres diablos» que quedan obnubilados por Europa y su ciencia. Sobre 1910, José Ortega y Gasset escribe su famosa frase: «España es el problema y Europa la solución». Sin embargo, la llegada de las guerras mundiales le hizo diagnosticar una crisis en el continente y su mirada se volvió más crítica hacia él.
Pronto, Ortega y Gasset se convirtió en un intelectual que gozaba de una amplia popularidad. Escritor, conferenciante, columnista y profesor, en 1910 gana la cátedra de Metafísica en la Universidad Central y ese mismo año comienza a congregar a una serie de jóvenes filósofos, que se reúnen a su alrededor en lo que se conocería como Escuela de Madrid.
José Ortega y Gasset mantuvo una visión positiva sobre Europa hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial, siendo esta una diferencia que le llevó al enfrentamiento con Unamuno
Ortega y Gasset, fundador de una escuela
Julián Marías se refirió más tarde a esta corriente como aquello «que hace cerca de cuarenta años bauticé con el nombre de Escuela de Madrid, advirtiendo que ni era una Escuela ni estaba reducida a Madrid». Entran en esta nómina nombres como María Zambrano, Xavier Zubiri, José Gaos o José Luis Aranguren y su prolífica producción era fruto de un diálogo que podemos ubicar en el periodo especialmente entre 1914 y 1936.
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