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Diana Paula Fuhr: «La filosofía debe deconstruir y reconstruir lo andado»

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El pensamiento de Diana Paula Fuhr.

Diana Paula Fuhr escribe sobre los objetivos que tiene la filosofía en este siglo XXI.

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¿De qué debe ocuparse la filosofía? Diferentes filósofas y filósofos de distintos países del mundo nos aportan sus reflexiones. Partiendo de esa pregunta, unos plantearán el cometido de esta disciplina, otros nos hablarán de dónde han de estar sus límites, si es que los tiene, o de hasta dónde pueden llegar sus análisis, etc.

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Pensamiento de Diana Paula Fuhr. Filósofa argentina

Diana Paula Fuhr es licenciada en Filosofía por la Universidad Nacional del Sur (Argentina), está terminando el doctorado en Filosofía y se desempeña como asistente de docencia en la misma universidad. Recientemente realizó una estancia en la Universidad de Granada bajo la tutoría del Dr. Daniel García López con la beca de movilidad AUIP.

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A lo largo de la historia ha ido cambiando la idea de cuál es el objetivo de la filosofía, mostrando en qué medida el mismo es también una construcción histórica. Creo que la filosofía es una disciplina académica, pero implica un modo de vida, una actitud, un horizonte de preguntas que atraviesa la cotidianidad —su profundidad y su superficie—. Es importante no olvidar el «entre» en que se encuentra: el mundo, la sociedad, la ciencia, la técnica, las prácticas y productos humanos, todo en su facticidad.

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En el análisis de cada situación, de cada lugar y de cada hecho o fenómeno, nos encontramos constantemente con conceptos que muchas veces se presentan como universales y naturales, pero que son históricos y se relacionan con su contexto sociocultural de surgimiento. Estos conceptos son resemantizados a lo largo de la historia y llegan hasta hoy cristalizando en acciones o en prejuicios que se internalizan en prácticas, legitimando ciertas posiciones y modos de relacionarnos con lxs otrxs.

Creo que la filosofía trabaja con la problematización, deconstrucción y construcción de conceptos para dar cuenta de diversas dimensiones de la(s) realidad(es) y que, por ello, son objetivos de la filosofía: remontarse a las condiciones de emergencia de nuestras formas de pensar y sentir; desmontar los supuestos que subyacen a nuestras categorías; revisar nuestros procesos de construcción de conceptos; visibilizar su función legitimante y sus características axiológicas, ideológicas y epistemológicas; y comprender cómo llegamos a donde llegamos en base a cierta manera de interpretar y conceptualizar el mundo. Todo ello con el propósito de ser críticos con el presente y pensar o abrirnos a esas otras posibilidades que quedaron en los márgenes o que surgen de los nuevos contextos sociales.

Creo que la filosofía es una disciplina académica, pero implica un horizonte de preguntas que atraviesa la cotidianidad. Es importante no olvidar el «entre» en que se encuentra la filosofía: el mundo, la sociedad, la ciencia, la técnica, las prácticas y productos humanos, todo en su facticidad

Se ha debatido si la filosofía es, como en Hegel, el búho de Minerva que solo puede reflexionar sobre lo que ya pasó o si es, como en Marx, una herramienta de transformación de la realidad, si es teoría o praxis o ambas. Considero que la doble vertiente es complementaria. Una vez caídos con Nietzsche los ideales de la verdad, el fin último, la realidad, una vez caídos los grandes relatos, me parece que la filosofía se juega entre la deconstrucción/reconstrucción y la parte más propositiva, en una vuelta a los derroteros del pasado para andar y construir nuevos caminos posibles.

La reapropiación y readaptación de los clásicos y marginados contribuye, donde la reflexión sobre los nuevos conceptos y problemas resulta fundamental para abrir así el campo de la acción al respecto. En este sentido, coincido con lxs colegas en el apremio y urgencia de pensar las crisis actuales a partir de la crítica a la tradición y a la actualidad, a la vez que veo la necesidad de acercamiento a los pueblos, a las singularidades, a lxs otrxs, para pensar con y desde ellxs.

Existe filosofía en las calles y la transformación de la praxis se logra entre todxs en el diálogo, en la crítica y en la riqueza de la pluralidad de puntos de vista que permiten vislumbrar que hay otros modos de ser, pensar y sentir posibles. En el camino hacia esta meta, la filosofía académica puede brindar herramientas conceptuales, analíticas y prácticas y ofrecer una mirada transformadora que no pierda de vista la genealogía de los conceptos en su constitución y transformación histórica, haciendo consciente que todo concepto implica un modo de ver y posicionarse en el mundo históricamente situado que es susceptible de revisión y crítica.

Puedes leer las respuestas de más pensadores aquí.

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