En los años 70, Toni Negri participó en el movimiento Autonomia Operaia, fue acusado de pertenecer a una organización subversiva y de insurrección armada contra los poderes del Estado, entre otros, aunque la mayoría de los cargos presentados en su contra fueron desechados y organizaciones como Amnistía Internacional intercedieron en su favor por las irregularidades que presentaba su caso. Esto no evitó que, en 1997, tras volver de su exilio en Francia, tuviera que ingresar en prisión para después vivir bajo arresto domiciliario en Italia hasta 2003.
Negri fue un pensador comprometido con su tiempo y con sus coetáneos, y su legado permanecerá en sus lectores. Repasamos las 10 claves esenciales de su pensamiento.
1 Imperio
En el año 2000, Toni Negri y Michael Hardt publicaron Empire (Imperio), un ensayo que defiende el tránsito del imperialismo moderno, en el que los Estados-nación ocupan el lugar de sujetos individuales de acción, a un nuevo concepto posmoderno en el que, en lugar de Estados aislados que compiten entre sí, lo que hay son potencias dominantes:
«El eslabón final que explica la necesaria subordinación del Estado-nación postcolonial, sin embargo, es el orden global del capital. La jerarquía global capitalista que subordina a los Estados-nación formalmente soberanos dentro de su orden es fundamentalmente diferente de los circuitos colonialistas e imperialistas de dominación internacional» (2000, p. 117).
Por otro lado, en contra de la tradición que tienden a reconocer determinaciones trascendentales de valor para ordenar el reparto de poder, Negri y Hardt defienden el carácter inmanente del imperio, que constituye «el entramado en el que todas las relaciones de poder son entretejidas-relaciones políticas y económicas y relaciones sociales y personales» (2000, p. 314). Así, este imperio adopta la figura de un conglomerado de poderes (económicos, de comunicación, institucionales, etc.) que no está localizado en un lugar particular, pero que actúa e influye en todo el globo terrestre.
2 Resistencia y movimientos sociales
Los movimientos sociales y la sociedad civil ejercen de diferentes formas y cotidianamente prácticas de resistencia a la violencia del capital. La sociedad civil parece que solo puede subsumirse en el Estado, quedar absorbida e incapacitada por este, «pero la consecuencia de esto es una explosión de los elementos que previamente eran coordinados y mediados en la sociedad civil. Las resistencias ya no son marginales, sino activas en el centro de una sociedad que se abre en redes» (2000, p. 26).
Desde esta perspectiva, Negri y Hardt se alejan de las interpretaciones más pesimistas que tienden a ver en los movimientos sociales pequeños grupos sin verdadera capacidad de acción. Los movimientos sociales muestran su capacidad de incidir en el mundo en sus prácticas de resistencia y, precisamente, dicen los autores, el miedo que pueden tener «los poderosos que frustran los esfuerzos de los rebeldes y de los manifestantes» es que estos «den el paso de la resistencia a la insurrección» (2017, p. 9).
La sociedad civil parece que solo puede quedar absorbida en el Estado e incapacitada por este, pero, escribe Negri, «las resistencias ya no son marginales, sino activas en el centro de una sociedad que se abre en redes»
3 Multitud
En 2009, de la mano de Michael Hardt, Toni Negri publica Commonwealth. El proyecto de una revolución del común, una propuesta alternativa de construcción de lo común. El proyecto ético, tal y como describen en la obra, es el de «emprender el camino de la construcción política de la multitud dentro del Imperio» (2011, p. 14).
Para Negri y Hardt, que toman la noción multitudo de Spinoza como centro, la multitud debe transitar de la revuelta a la institución revolucionaria:
«La revolución no solo exige emancipación, sino liberación; no solo un acontecimiento de destrucción, sino también un proceso de transformación largo y sostenido, creador de una nueva humanidad» (2011, pp. 363-364).
En la rebelión que tienen en mente Negri y Hardt, sin embargo, no se trata solo de conquistar la libertad, sino también la democracia, es decir, el aumento de las capacidades para la democracia de la multitud.
4 Armar a la multitud
Negri y Hardt abordan la labor de armar a la multitud para crear un proyecto alternativo a la violencia del Imperio desde una perspectiva transformadora hacia dentro y hacia fuera. En su libro Asamblea, de 2017, escriben:
«Sí, nuestras armas deben contrarrestar defensivamente las formas de violencia: tanto la ‘macroviolencia’ de las guerras como la ‘microviolencia’ de las finanzas, la pobreza, los racismos, las opresiones de género y la degradación ambiental. Debemos protegernos y desarmar a los perpetradores. Pero nuestras armas también deben tener utilidad hacia dentro: para construir autonomía, idear nuevas formas de vida y crear nuevas relaciones sociales» (2019, p. 169).
Se trata, según estos autores, de invertir la prioridad que otorgamos a las armas: primero, el uso productivo; después, su aplicación defensiva. La defensa real, sostienen, no depende de la efectivad de las armas, sino, sobre todo, del poder que tiene la comunidad para transformarse a sí misma. «Las armas reales surgen del poder político y social, el poder de nuestra subjetividad colectiva» (2019, p. 170). La victoria de la multitud no debe ser contemplada solo «desde el campo de batalla», sino, sobre todo, desde la capacidad para crear «nuevas relaciones sociales, inventando una forma de ‘autonomía democrática’, estableciendo consejos de gobernanza».
5 La asamblea
La noción de asamblea es examinada como «una lente a través de la cual reconocer las nuevas posibilidades políticas democráticas» (2019, p. 11). La construcción de la multitud precisa del encuentro entre las diferentes singularidades que propicia no solo el espacio, sino también la práctica de la asamblea. A través del análisis de diferentes movimientos sociales de protesta, como Black Lives Matter o los movimientos por la vivienda en diferentes países, Negri y Hardt indagan las resonancias que aquellos comparten como prácticas de gestión colectiva que se deciden en asambleas o foros. Lo que acontece en las diferentes asambleas, entonces, es un ejercicio de «traducción» de las diferentes singularidades que juntas forman una multitud.
Tomando el ejemplo de los movimientos sociales de personas migrantes, escriben:
«Los migrantes, por ejemplo, que desempeñan un papel crucial en dar forma al mundo contemporáneo, que cruzan fronteras y naciones, desiertos y mares; que son forzados a vivir precariamente en guetos y aceptar el empleo más humillante para sobrevivir, que se arriesgan a la violencia de la policía y las turbas antiinmigrantes, demuestran las conexiones centrales entre los procesos de traducción y la experiencia del ‘comunamiento’: multitudes de extranjeros, en tránsito y asentados, inventan nuevos medios de comunicar con otros, nuevos modos de actuar juntos, nuevos lugares de encuentro y asamblea; en resumen, constituyen un nuevo común sin perder nunca sus singularidades» (2019, p. 100).
En la rebelión que tienen en mente Negri y Hardt no se trata solo de conquistar la libertad, sino también la democracia, es decir, el aumento de las capacidades para la democracia de la multitud
6 Conquistar el poder
La multitud debe conquistar el poder, sí, pero de otro modo, no para reproducir lo que ya hay y que simplemente la ostentación del poder cambie de manos. Siguiendo a Maquiavelo y Foucault, Negri y Hardt exploran cómo la reestructuración del poder puede pasar por la subversión de la relación de fuerzas, pero para ser una verdadera reestructuración precisa, además, de un interés por reinterpretar la propia noción del poder. Así, dicen los autores, «la clave está en reconocer que el poder, por sí solo, es débil e insuficiente, que solo puede vivir de la relación, (…)». De lo que se trata, más bien, es de tomar el poder, sí, pero sin limitarse a «ocupar las instancias e instituciones existentes de dominación con mejores líderes, sino alterando, fundamentalmente, las relaciones que designa el poder, transformando así el propio poder» (2019, p. 53).
7 El poder constituyente
La práctica del poder constituyente muestra «una tensión de la multitud a hacerse sujeto absoluto de los procesos de la potencia» (2015, p. 386). Siguiendo la lectura de Maquiavelo, si el poder constituyente es el Princípe y el pueblo toma la figura del Príncipe cuando toma las armas, entonces la definición histórica del poder constituyente se realiza «en un proceso que atraviesa la desunión social y que en la lucha nutre su potencia» (2015, p. 387).
El poder constituyente es la capacidad que tiene el pueblo de «organizar una estructura dinámica, de construir una forma formante que, por medio de compromisos, equilibrios de fuerzas, ordenamientos y contrapesos diferentes, recupera siempre y a pesar de todo la racionalidad de los propios, es decir, la adecuación material de lo político frente a lo social y a su movimiento indefinido» (2015, p. 387). Sin embargo, Negri no entiende el poder constituyente como algo que, una vez que se constituye, queda estanco, inamovible. El poder constituyente es «incansable», se encuentra siempre en crisis y «apremiando su propio devenir».
8 Comunismo
En la primera página de Historia de un comunista, Negri escribe:
«Cuando el 7 de abril de 1979, el día de mi detención, mi vida pegó un vuelco, mientras la represión intentaba borrar una historia de luchas y tachaba de criminal a toda una generación, me pregunté si debía poner en práctica una ‘ausencia de memoria’ para sobrevivir».
No lo hizo, y publicó, en 2015, la edición italiana de una suerte de memorias que ofrecen una excelente panorámica de los movimientos obreros de la Italia de los años 60 y 70. En este libro, Toni Negri no solo ofrece un recorrido de los movimientos obreros en Italia y de su propia experiencia como miembro, sino también una lectura teórica de su interpretación del marco comunista a través de las lecciones que impartió durante su exilio en París. El ejercicio que lleva a cabo en esta obra es el de devolver la práctica situada a la teoría (2018, p. 518).
El comunismo aparece como horizonte, pero la relevancia la tiene el sujeto revolucionario «en el interior de la constitución del capital» (2018, p. 516). Es la multitud formada por una pluralidad de sujetos que reconoce las diferencias de sus miembros la que encuentra «la fuerza de construir autodeterminación, institución, comunismo» (2018, p. 543).
«Nuestras armas deben contrarrestar defensivamente las formas de violencia: tanto la ‘macroviolencia’ de las guerras como la ‘microviolencia’ de las finanzas, la pobreza, los racismos, las opresiones de género y la degradación ambiental. Debemos protegernos y desarmar a los perpetradores». Toni Negri y Michael Hardt en Asamblea
9 Virtualidades
Por virtual, Negri y Hardt entienden «el conjunto de poderes de acción (ser, amar, transformar, crear) que residen en la multitud» (2000, p. 316). Estos poderes virtuales de la multitud se producen a través de las luchas que desarrollan los movimientos sociales y se consolidan en el deseo. Sin embargo, esta virtualidad que forma parte del ejercicio de la imaginación política como posibilidad de desear y representar un nuevo mundo puede transitar de lo virtual a lo posible y a lo real a través del «acto fundamental de creación».
Desde este punto de vista, es «el trabajo del viviente» el que, con su ejercicio, produce el camino que transita de lo virtual, como deseo o representación, a lo real: «Es el vehículo de la posibilidad». El exceso productivo que rompe con la disciplina política, pero también con la disciplina social y económica y sobrepasa «toda dimensión reguladora del capitalismo moderno» es el resultado de la actividad social general, que es una «fuerza colectiva de emancipación como la sustancia de la nueva virtualidad social» (2000, p. 316).
10 La inmanencia productiva
La política está dada inmediatamente, «es un campo de inmanencia pura» (2000, p. 313), escriben Negri y Hardt. La inmanencia es definida en Imperio como «la ausencia de todo límite externo a las trayectorias de la acción de la multitud» (2000, p. 327). Esto quiere decir que en el imperio no hay nada por fuera, no hay principios trascendentes que determinen las medidas, sino pura inmanencia que se da en las formas del «derecho posmoderno y ley posmoderna, mediante procedimientos móviles, fluidos y localizados» (2000, p. 314).
Sin embargo, esto también ofrece una posibilidad emancipatoria para la multitud, una que no es necesaria pero siempre posible, dicen Negri y Hardt. Dado que las dimensiones de la acción política «ya no son los límites, sino los mecanismos constructivos del gobierno imperial, la coexistencia de lo positivo y lo negativo en el terreno de la inmanencia se configura ahora como una alternativa abierta hoy. Hoy, los mismos movimientos y tendencias constituyen tanto el auge como la declinación del imperio» (2000, p. 328). La pasión constituyente de la multitud puede ser, como posibilidad, la clave para pensar los procesos de constitucionalización emancipatorios. Así, la capacidad creativa de la multitud transforma el proyecto político, que ya no debe hacer coincidir lo político y lo social, sino que debe «insertar la producción de lo político en la creación de lo social» (2015, p. 389).
Bibliografía
Hardt, M. y Negri, A. 2000. Imperio. Barcelona, Paidós.
Hardt, M. y Negri, a. 2004. Multitud. Guerra y democracia en la era del imperio. Barcelona, Debate.
Hardt, M. y Negri, A. 2011. Commonwealth. El proyecto de una revolución del común. Barcelona, Akal.
Hardt, M. y Negri, A. 2017. Asamblea. Madrid, Akal.
Negri, A. 2006. Spinoza. Roma, DeriveApprodi.
Negri, A. 2012. Inventare il comune. Roma, DervieApprodi.
Negri, A. 2015. El poder constituyente. Ensayo sobre las alternativas de la modernidad. Madrid, Traficantes de Sueños.
Negri, A. 2018. Historia de un comunista. Madrid, Traficantes de Sueños.
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