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Los retos de la filosofía en tiempos de incertidumbre: Hernán Alejandro Cortés

4 comentarios

Retos 2021: Hernán Alejandro Cortés

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¿Cuál es el principal reto de la filosofía, o sus principales retos, en estos tiempos de zozobra, inseguridad e incertidumbre en todo el mundo?

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Hernán Alejandro Cortés. Filósofo colombiano

El filósofo Hernán Alejandro Cortés, de la Universidad de Los Andes (Colombia), es investigador de REC-Latinoamérica, la Red de Estudios Críticos–Latinoamérica y El Caribe, un equipo que usa la filosofía, el arte y la ciencia para crear espacios de educación independiente y de investigación crítica. Ha sido profesor de la Universidad de los Andes y la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano. Su campo de investigación es la filosofía política y latinoamericana y es investigador del grupo interinstitucional Estética y Política. 

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«La filosofía es en el tiempo de lo incierto. Es lo primero que quisiera decir ante la pregunta, que lo propio de la filosofía no se juega en el campo de las certidumbres, en el de las verdades cerradas: la filosofía es en el teatro de lo incierto. La filosofía es un conjunto de escenas en el que se habitan las preguntas, en el que se interrogan las evidencias a través de los conceptos, de la complejidad vital que el afán del mundo actual ensombrece bajo la ocupación sin más. Es una cuestión paradójica; la filosofía es un montaje de espacios para que las preguntas habiten la incertidumbre, pero —en muchos de los casos— las respuestas que desde la filosofía se elaboran a estas preguntas resultan llenando el espacio con la pretensión de una verdad cerrada. Lo podemos ver en la forma en la que se piensa la tradición filosófica en el ejercicio universitario. La aproximación excesivamente académica a las ideas de diferentes pensadores y corrientes se convierte en dispositivo de verdades ‘ciertas’, en juego infinito de mejores interpretaciones que enluta el pensamiento. Bajo la hegemonía del paper infinito el pensamiento filosófico se precia de una complejidad inaccesible y, de esta manera, la escena se desdibuja entregándonos un momento gris.

Afortunadamente, la filosofía no se agota en su forma académica, pues las preguntas de las que se ocupa el saber filosófico son las de la vida misma. Si asumimos que la filosofía tiene la estructura del umbral, que se juega entre lo cierto y lo incierto, que se ocupa de lo vital y de su dimensión especulativa, la zozobra, la inseguridad y la incertidumbre son posibles lugares para producir un montaje en la escena del pensamiento. En lugar de sonar pesimista quisiera enumerar cuatro retos que la filosofía tiene en estos momentos en los que la incertidumbre se afianza como horizonte de sentido de la humanidad.

«La filosofía es en el teatro de lo incierto. Es un conjunto de escenas en el que se habitan las preguntas, en el que se interrogan las evidencias a través de los conceptos, de la complejidad vital que el afán del mundo actual ensombrece bajo la ocupación sin más»

Una filosofía al servicio de lo cotidiano

Quizá el principal problema que enfrente la filosofía consiste en una especie de ropaje complejo que adorna su escena. En la mayoría de los casos, ese ropaje ha terminado por sedimentarse y el pensamiento ha quedado apresado por un cúmulo de expertos que gozan con cada pieza que se ponen encima. Uno de los desenlaces brutales de la pandemia es que todes nos hemos visto enfrentados a las preguntas por la finitud de la vida de manera incontrovertible, ante un virus invisible, un distanciamiento forzado y un repliegue al interior, la vida ha intensificado su carácter finito. Ese repliegue que ha ocurrido de manera acelerada y sin mayor aviso es un buen escenario para que las armas de la filosofía se afilen, para que las preguntas, las conversaciones y los contenidos filosóficos ofrezcan diferentes formas de habitar la incómoda verdad de la finitud. Para ello la filosofía y sus promotores deberíamos trabajar con los problemas que componen esta difícil escena pandémica. La finitud de la vida, el desbalance con la naturaleza, el afán, la virtualidad, la dominación, la cercanía, la intimidad, lo familiar, lo exterior incomprensible son parte de ese entramado de complejas reflexiones que hoy deberían estar al servicio de todes, no como saberes expertos, sino como susurros compartidos en momentos difíciles.

Pensar y comunicar en otros canales

Desde que la filosofía se encerró en los muros de la universidad que son inaccesibles para las mayorías, su forma de comunicar se ha ido restringiendo cada vez más. Los libros han dejado de ser valorados como forma de producción del conocimiento filosófico y algunas clases se han convertido en una vana competencia que no alivia —sino que estimula— el sufrimiento humano. Para contrarrestar esta hegemonía la filosofía debe abrir canales de comunicación, ‘abrir trochas’ (como decimos en Colombia) en parajes inesperados que extiendan la comunidad de letras y de reflexiones a otros públicos no especializados. Navegar por el pensamiento diario, conectar y producir otras formas de consumo de la filosofía desde la prensa, el lenguaje audiovisual, la música y las plataformas digitales es un reto en el que muchísimos pensadoras y pensadores vienen caminando y que ha inaugurado un pensamiento móvil que se sostiene sobre el deseo de hacer de esa incertidumbre cuerpo. Estar a la escucha, como sugiere la filósofa María del Rosario Acosta, significa aprender esos marcos de sentido por los que es posible comunicar de otra forma. Ese diálogo sostenido implica ‘popularizar la filosofía’ en todos esos múltiples canales y circuitos, de manera que sea posible luchar decididamente contra la banalización de los contenidos en los massmedia, una lucha en virtud de otros montajes posibles.

«Cuando los límites de lo conocido se extienden, cuando las preguntas acechan las conversaciones y nos abren el paisaje del pensamiento a parajes inesperados, ahí la filosofía logra indisciplinarse»

Indisciplinar la filosofía

Como señala la filósofa Laura Quintana, creo que uno de los retos principales de la filosofía en estos tiempos es el de ‘indisciplinarse’, el de mover las fronteras de sus marcos de acción. Seguir apostando por una forma en la que se entre en diálogo con otros campos de saber, contaminar otras áreas del conocimiento con preguntas filosóficas y abrir el campo de sus posibilidades en las disputas éticas y políticas es un reto que hace de la incertidumbre un campo para la acción. Cuando los límites de lo conocido se extienden, cuando las preguntas acechan las conversaciones y nos abren el paisaje del pensamiento a parajes inesperados, ahí la filosofía logra indisciplinarse, hacer cuerpo colectivo y explorar nuevas formas de montaje que hagan de la escena del pensamiento un espacio lleno de colores.

Filosofías callejeras y políticas

En muchos lugares del mundo, de múltiples maneras, miles de profesores de colegio (instituto) y de universidad lo hacen: sacar a/de la calle reflexiones profundas para contrarrestar la esterilidad de la vida diaria, así como llevar a la calle la sofisticación del pensamiento filosófico para que entre en diálogo con la mayoría plebeya que habita las calles de múltiples maneras. Una filosofía callejera que no tema interpelar política y éticamente a los conciudadanos y que no respete, ni sea cómplice de las formas de opresión que la hacen juego a un mundo hostil. Una filosofía callejera que —de diferentes maneras— ayude a producir una lucha anticapitalista, antipatriarcal, antirracista, anticolonialista y ambientalista en la que se jueguen diferentes formas de ver el mundo, en las que el pensamiento sea una herramienta más para habitar esa condición de finitud que se exacerba en un mundo en crisis».

Puedes leer las respuestas de otros filósofos y filósofas de España y Latinoamérica aquí.

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4 respuestas

  1. Avatar de Jesús Alberto Ortega
    Jesús Alberto Ortega

    Excelente artículo. Sencillo y profundo. Resalta el valor inagotable de la filosofía, como necesidad de todos los tiempos, pero sobre todo, su importancia en los momentos actuales, donde el pensar filosófico se ha legado solo al campo académico.
    La búsqueda de la verdad, aunque sea solo por el amor a sí misma, es reclamo desesperado a sociedad volcada en el placer, el poder, el relativismo y a la indiferencia.

    1. Avatar de Filosofía&Co
      Filosofía&Co

      Muchas gracias por tus palabras, Jesús Alberto.

  2. Avatar de Beatriz
    Beatriz

    Creo que es un reto pendiente… Llevar la filosofia a la calle y la calle a la filosofia… O comocerla mejor… Abrirse a la incertidumbre de vivir y navegar por los entresijos de nuestro interior… Donde sueños deseos imaginacion.. Mitovy razon conviven… Cuidar esa convivencia… El cuidado del espacio interior… Vivo… Creo que la filosofía si no esta hecha para la gente.. Sino para minorias ya no sirve.. No en el siglo xxl.. Lals masas se rebelaron…y no encuentro masa cuando hablo con la gente.. Y digo gente y no masa… Personas mejor… Con una historia personal… Con fundamentos y origenes… Quizas muchos crean que son plebeyos? O pensar es incomodo? Tbien es incomodo amar y que sentido tiene esto sin amar y sin pensar?

  3. Avatar de Roger sepulveda
    Roger sepulveda

    La filosofía permite ver, de forma crítica, los acontecimientos humanos . Es luz en medio de la oscuridad. No es facil vivir la vida de forma filosófica. Ni estar en la incertidumbre indefinidamente. Es temblor y terror. Es un desasosiego existencial.

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