El miedo, el temor ante determinada perspectiva, es una emoción poderosa, capaz de movilizar y paralizar acciones y pasiones. Pero, como plantea Žižek en La nueva lucha de clases (2016) con el tono provocador que le caracteriza, la universalidad humanista que afirma que independientemente de nuestras preferencias políticas y religiosas somos todos iguales y compartimos los mismos miedos y pasiones, está condenada al fracaso.
Si bien el miedo puede tener rasgos individuales, es fundamental el aspecto colectivo e histórico. Así, podemos comprender los miedos como parte del sentido común que, como diría Trotsky, es el conglomerado de los prejuicios de una clase y de una época determinadas y, por tanto, no se pueden rastrear y comprender en profundidad sin tener en cuenta, efectivamente, la clase y la época en la que se incardinan.
El miedo, mapa del inmovilismo
El miedo, social y situado, es precisamente el motor clave de las distopías que (in)movilizan en torno al temor hacia la perspectiva planteada. Entonces, un recorrido por el desarrollo de las distopías que se preocupe por su incardinación social tiene que tratar de explicar su relación con los miedos de época.
Este es el hilo conductor que seguiremos en nuestro mapeo histórico de la distopía, en el que trataremos de cartografiar algunas de las líneas principales que se establecen entre ciertos acontecimientos históricos, el desarrollo de determinadas distopías y su efecto social a través de los mecanismos ideológicos que contienen.
Este mapa, como cualquier otro, no deja de ser una esquematización que se ve obligada a dejar fuera algunos elementos. Por una parte, la clasificación histórica contiene solapamientos y contradicciones: un tipo de distopía que emerge en determinado momento histórico puede reemerger y multiplicarse posteriormente, lo cual nos va a obligar a realizar algunos saltos temporales en nuestro camino.
El miedo, social y situado, es precisamente el motor clave de las distopías que (in)movilizan en torno al temor hacia la perspectiva planteada
Por otra parte, no es este el único acercamiento posible a la distopía, son decenas las clasificaciones propuestas. De hecho, tener alguna de ellas en mente cuando nos adentremos en el desarrollo histórico puede facilitar la comprensión de algunos de sus mecanismos, teniendo en cuenta, eso sí, que la elaboración teórica tampoco queda exenta de los condicionantes coyunturales.
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