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F+ Las reflexiones de Barthes en torno a la fotografía

La fotografía es un testigo implacable del pasado. En un gesto, en un detalle mínimo, puede revelarnos lo que no supimos ver en su momento. Como Barthes con la imagen de su madre, en este texto me adentro en una foto aparentemente trivial para descubrir en ella el eco de una despedida.

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Roland Barthes, fotografiado por el periódico Dagens Nyheter (27/2 1969). Licencia Creative Commons.

Roland Barthes fotografiado por el periódico Dagens Nyheter (27/2 1969). Licencia Creative Commons.

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La fotografía es un pantallazo. Apareces tú con una cara de tristeza teatralizada, con el pulgar hacia abajo y al lado de una moto de alquiler que no nos había funcionado. Desde que empezamos a montar en moto juntos, teníamos la costumbre de salir en la fotografía que piden las aplicaciones de alquiler de moto para comprobar que esta se queda bien aparcada. Tengo más de veinte fotografías así y en distintos momentos: de día, de noche, con lluvia, soleado, tú encima de la moto, al lado, exagerando que tienes hambre… Esta fotografía es del 19 de enero y es la última que tengo. Dos semanas después lo dejamos.

Barthes partió en su La cámara lúcida de una fotografía de infancia de su madre. Pensé que para qué hacer otro artículo relativamente frío cuando el autor del que escribo había puesto tanta piel en su libro. Pensé, quizá, que yo podía hacerlo de esta última fotografía. Y que al igual que Barthes, podría mantenerla durante todo el texto como una ausencia siempre presente, no mostrarla, pero no parar de mentarla.

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