«Oh, joven aprendiz, qué memorable fueron aquellos tiempos en los que me veía rodeado de discípulos que deseaban saber, conocer, inmiscuirse en los más profundos misterios de la naturaleza. ¿Qué otra cosa si no es la filosofía?», le comenta Aristóteles a su discípulo en esta conversación imaginada por el filósofo Carlos Javier González Serrano. «Y, sobre todo, estaban interesados, como mi propia ética, por el componente social del pensar. Estamos proyectados intersubjetivamente hacia el futuro. Somos seres sociales en permanente contacto con nuestros semejantes, y no hay filosofía, ni mucho menos ninguna ética, que no tenga como objetivo el bien común. ¡El bien de la polis, de la ciudad, muchacho! Este es el objetivo de la areté, es decir, de la virtud». ¡Escucha un avance!
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