«Tal vez un día el siglo será deleuziano».
Michel Foucault
Gilles Deleuze fue uno de los filósofos franceses contemporáneos más relevantes o influyentes, junto a autores como Michel Foucault y Jacques Derrida. Esto es así, entre otras cosas, por los análisis realizados junto a Félix Guattari en Capitalismo y esquizofrenia —obra compuesta por dos tomos, de los que hablaremos más adelante—, que son de una gran importancia y actualidad. El pensamiento de Deleuze (y también el de Guattari) nos ofrece herramientas conceptuales muy interesantes y útiles para analizar nuestro presente y en esto consiste para ellos la filosofía: en el arte de crear conceptos nuevos.
Siguiendo a Amanda Núñez en su tesis doctoral —titulada La ontología de Gilles Deleuze: de la política a la estética—, en este artículo no pretendemos encerrar (y, por tanto, aniquilar) «un pensamiento vivo», como es la filosofía de Deleuze, ni tampoco repetir meramente sus palabras o ideas. Tratar de totalizar o absolutizar el pensamiento de Deleuze, así como cualquier intento de cerrar la comprensión que tenemos sobre él, sería convertir este pensamiento en un sistema fijo y cerrado (todo lo contrario a su filosofía).
Pero ¿por qué hablar de vidas cruzadas? ¿Podemos hablar de Deleuze sin hablar al mismo tiempo de Guattari? Seguramente sí se puede, aunque probablemente tendríamos una información incompleta del mundo de Deleuze si no consideramos también a Guattari.
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