La utopía o las ideas utópicas siempre han sido vistos como fabulaciones, como cantos a la fantasía. Han sido los sueños que ha trazado la humanidad para explicar cómo sería la vida en sociedades supuestamente idílicas. Pero, como sociedades perfectas en un mundo a todas luces imperfecto, las utopías se han encontrado con un grave problema: son imposibles. No se pueden implantar. De hecho, en los casos en que el ser humano ha tratado de poner en marcha sus ideas utópicas, la cosas han salido mal a menudo, porque la utopía, necesariamente, ha de renegar de la realidad y sus normas, lo que es una receta perfecta para una catástrofe en potencia. La utopía es un arma de doble filo porque su concepción fantástica conlleva casi siempre ignorar los hechos, y eso a su vez ha sido la causa de que innumerables veces hayamos llevado nuestras civilizaciones al colapso. ¡Escucha un avance del dosier!
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