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El arte de tener… una razón brillante

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Imagen de la película "Una razón brillante", de Yvan Attal. En ella, Schopenhauer y su libro "El arte de tener razón" tiene un papel importante junto a los protagonistas interpretados por Camélia Jordana y Daniel Auteuil.

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Schopenhauer está en el corazón y en la cabeza de los protagonistas de esta película francesa dirigida por Yvan Attal que se estrena el próximo 29 de marzo. Una razón brillante es interesante, divertida, instructiva y, además, también es GRATIS si tienes suerte y te tocan las DOS ENTRADAS QUE SORTEAMOS. Lee hasta el final, que te lo contamos.

La película Una razón brillante se subtitula “el arte de convencer”. Vamos, que no hay que ser ningún lumbreras para adivinar que Schopenhauer va a estar ahí, mano a mano con los protagonistas Camélia Jordana y Daniel Auteuil, para hacer algo más que un cameo. El filósofo y más concretamente su obra El arte de tener razón –o El arte de tener siempre razón, en otras versiones– básicamente es el nudo del argumento. A grandes rasgos (y sin spoilers): Neïla Salah es una joven del extrarradio parisino que sueña con ser abogada. Se matricula en la facultad de Derecho más importante de París, pero el primer día de clase tiene un enfrentamiento con Pierre Mazard, un profesor polémico por sus declaraciones poco correctas, políticamente hablando. Él es hombre, maduro, blanco, exitoso, orgulloso, refinado… Ella es joven, mujer, norteafricana, inexperta, vestida con ropa “cutre e informal” en palabras de quien ha de convertirse en su mentor… Para solucionar el enfrentamiento que mantienen, la universidad les obliga a combatir juntos con las palabras: profesor y alumna tendrán que preparar juntos un concurso de debate nacional. Además de todos los calificativos enumerados anteriormente, él es un buen profesor y ella tiene muchas ganas de aprender, pero, claro, van a tener que entenderse entre ellos y con Schopenhauer…

El arte de hablar bien

En "Una razón brillante", la relación entre el profesor Mazard y la alumna Neïla empieza mal, cuando él le reprocha haber llegado tarde.
En «Una razón brillante», la relación entre el profesor Mazard (Daniel Auteuil) y la alumna Neïla Salah (Camélia Jordana) empieza mal, cuando él le reprocha haber llegado tarde.

“¿Usted cree que no se nos juzga por nuestra apariencia? ¿Que la manera como nos presentamos ante el mundo no importa?”, pregunta a su alumna el profesor Mazard. Seguramente la respuesta debería ser no, pero constituiría uno de esos casos (otro más) en los que el deseo no se lleva bien con la realidad, porque sí, la manera en la que nos presentamos ante el mundo hace que el mundo se haga una opinión de lo que somos y si es errónea, ¡ay!, cómo cuesta echarla por tierra. Además de la vestimenta, una de las primeras cosas que exhibimos de nosotros mismos es la manera de hablar, de modo que siempre es una buena inversión poner un poco de cuidado en ese punto.

El libro de Schopenhauer El arte de tener razón está en el corazón del argumento de la película dirigida por Yvan Attal Una razón brillante

Desterradas hasta hace años de la agenda educativa e informativa, la retórica y la oratoria se consideraban “dinosaurios” inútiles a los que no era necesario prestar atención. Obama y sus discursos tuvieron mucho que ver en el resurgimiento del poder de ambas disciplinas porque su ejemplo hizo comprender al mundo entero que hablar bien, de forma ordenada y con las palabras justas, podría ser parte de la victoria. Él resucitó a Cicerón y las normas de la oratoria clásica y, actualmente, hay cursos de oratoria en las empresas, los directivos contratan profesores que les curten en el arte de hablar bien en público y cada vez más colegios ofertan estas disciplinas como materia extraescolar. Ahora esta película se centra en las bondades y en las ventajas de saber expresarse con corrección en público. Sólo falta un detalle más: tener razón.

El arte de tener razón

Pierre Mazard se aliará con Schopenhauer para enseñar a su alumna a tener siempre razón.
Pierre Mazard se aliará con Schopenhauer para enseñar a su alumna a tener siempre razón.

“La oratoria, la retórica… Eso es precisamente lo que quiero que aprenda –explica el profesor Mazard a Neïla–, a tener siempre razón”. Y por si la alumna o alguien más se pregunta por el lugar de la verdad en este asunto… “La verdad da igual”. Es la respuesta del profesor, pero también es la de Schopenhauer en su curioso libro dedicado a tener “siempre” razón. Allí, nada más comenzar se lee: “La dialéctica erística (o el arte de tener razón, como explica el título del epígrafe) es el arte de discutir de tal manera que se tenga razón tanto lícita como ilícitamente”. El libro está basado en los Tópicos de Aristóteles y viene acompañado de 38 estrategias o estratagemas, que componen su núcleo, sus armas de destrucción retórica.

“Ah, esto está bien”, responderá la alumna. Schopenhauer razona el porqué de la no comparencia de la verdad en este asunto y le echa la culpa a la maldad del género humano: “Si fuésemos honestos por naturaleza, intentaríamos simplemente que la verdad saliese a la luz en todo debate, sin preocuparnos en absoluto de si esta se adapta a la opinión que previamente mantuvimos, o a la del otro; eso sería indiferente o secundario. Pero ahora es lo principal. La vanidad innata, que tan susceptible se muestra en lo que respecta a nuestra capacidad intelectual, no se resigna a aceptar que aquello que primero formulamos resulte ser falso y verdadero lo del adversario”.

La verdad no ocupa ningún lugar cuando se la mide con la vanidad

Efectivamente, queremos tener razón, a ser posible siempre, lo que incluye las ocasiones en las que no la tenemos. Lo cierto es que la verdad no tiene nada que hacer cuando se la mide con la vanidad, porque además: “Junto a la vanidad natural también se hermanan, en la mayor parte de los seres humanos, la charlatanería y la innata improbidad. Hablan antes de haber pensado y aun cuando en su fuero interno se dan cuenta de que su afirmación es falsa y que no tienen razón, debe parecer, sin embargo, como si fuese lo contrario. El interés por la verdad, que por lo general muy bien pudo ser el único motivo al formular la supuesta tesis verdadera, se inclina ahora del todo al interés de la vanidad”. En el caso de la película, más que de la vanidad habitual (que también, sobre todo por parte del profesor Mazard) se trata de la apuesta de los protagonistas, de un reto, de la capacidad de aprender y de superarse. Vencido todo ello, la protagonista, convertida en una oradora de primera afirma: “Juro decir la verdad, aunque mienta más de lo que respiro”.

La actriz Camélia Jordana explica sobre el personaje que encarna: “es una joven que ha entendido que el lenguaje es un arma, y que aprendiendo a utilizarlo podrá defenderse".
La actriz Camélia Jordana explica sobre el personaje que encarna: “Es una joven que ha entendido que el lenguaje es un arma, y que aprendiendo a utilizarlo podrá defenderse».

Sobre el personaje que encarna, Camélia Jordana explica: “Neïla es una joven que ha entendido que el lenguaje es un arma, y que aprendiendo a utilizarlo podrá defenderse, a sí misma y a los suyos. Me gusta trabajar con este tipo de material inteligente. También me convenció la idea de un encuentro entre dos generaciones, la de Neïla y la de Mazard, que se encaran a pesar de que se han criado en el mismo país y comparten una misma cultura. El enfrentamiento surge sólo porque Neïla llega tarde a su primera clase con Mazard. Pero, a pesar de todo, cada uno de ellos se necesita respectivamente para acercarse a sus objetivos. Hay otro tema importante en la película basado en el conocimiento, la cultura, la lengua francesa, la belleza de los textos… Y todo esto es lo que marca a Neïla y Mazard, a pesar de sus diferencias».

El arte de enseñar

Ya lo anunciaba Jordana: aparte de adentrarse en el arte de tener razón o de convencer, la película plantea otros conflictos. Su director, Yvan Attal, se identifica en parte con algunos de ellos: “(la protagonista) una mujer francesa de ascendencia argelina, es víctima de los prejuicios, pero también es víctima de sí misma y de su séquito… Me siento muy conectado a esta historia. De hecho, de alguna manera muestra mi propio recorrido. Crecí en Créteil, donde el teatro me dio la oportunidad de abrirme al mundo a través del trabajo duro. Está la idea subyacente de que tenemos que pensar por nosotros mismos, lo cual nos obliga a cuestionarnos nuestros principios. Estos son los principales conflictos: la maleta que cargamos desde nuestro nacimiento, cómo utilizamos las oportunidades que se nos presentan para crecer, aceptando que otros contribuyan a nuestra formación (…). En mi caso, cuando llegué a la Cours Florent, tuve un enfrentamiento con un profesor que me forzaba a aproximarme a Molière, Marivaux, Musset y Claudet. Me llevó algún tiempo, porque por aquel entonces yo sólo quería interpretar Scarface o Taxi Driver. Pero las cosas finalmente encajaron, ya que en cierto punto, el poder y la poesía de lo que estás leyendo te noquean. No vengo de una familia educada que esté familiarizada con la lectura. Fue ese profesor en concreto quien me hizo darme cuenta de lo importante que es leer. Me reeducó (a mí y a mis compañeros) al compartir con nosotros, pero también al provocarnos y a veces hasta humillarnos. Exactamente igual que hace Mazard con Neïla”.

Además del arte de tener razón, la película también trata sobre cómo manejamos la «mochila» que cargamos desde que nacemos y cómo utilizamos las oportunidades que se nos presentan para crecer

Para el protagonista, Daniel Auteuil, ese profesor y sus métodos recuerdan a un Pygmalión contemporáneo, rememorando el mito y el guión de George Bernard Shaw en el que un profesor de fonética hace de una vendedora de flores una dama de dicción y modales exquisitos… “Comparte el mismo cinismo –sostiene Auteuil–. La ventaja en Una razón brillante es que habla sobre nuestro propio tiempo, a través de unos personajes y situaciones creíbles e identificables. El material me pareció rico y hermoso. Reconocí las posibilidades de poder hacer una película inteligente que habla sobre lo que somos hoy”.

Sorteamos dos entradas para ver Una razón brillante

Cartel de la película "Una razón brillante" que se estrena el próximo miércoles 28 de marzo.
Cartel de la película «Una razón brillante» que se estrena el próximo jueves 29 de marzo.

¿Te ha gustado lo que has leído? Seguro que te han entrado  ganas de  ver la película y saber cómo los enemigos que, en principio, son el profesor puntilloso y su alumna tardona se transforman en un tándem invencible cuando de hablar bien se trata. Ventajas de conocer a Schopenhauer y utilizarlo en beneficio propio… Pues ahora puedes conseguir las dos entradas que sorteamos entre quienes dejen un comentario en nuestro facebook y le den a “me gusta”. ¡Y no te olvides de compartir! Pásate por allí, que nos vamos al cine.
www.facebook.com/filco.es/

Ya tenemos ganadores de nuestro sorteo de dos entradas dobles para ver Una razón brillante. Son:
Lluís Gavilán
Inés Espeche
Enhorabuena y ¡a disfrutar!

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