En anteriores ocasiones hemos comentado el análisis de la sociedad del filósofo surcoreano Byung-Chul Han (Seúl, 1959), pero hoy queremos conocerlo un poco mejor a él mismo y también sus ideas, sus diagnósticos. Él no estudió filosofía de entrada. Iba para metalúrgico y estaba en la universidad de Seúl, cuando una explosión, fruto de un experimento que estaba realizando con unos reductos químicos, supuso también una pequeña explosión vital que le hizo replantearse su futuro. No le gustaba esa carrera y lo que le interesaba, la literatura, no lo podía estudiar allí, de modo que marchó a Alemania sin hablar ni una palabra de alemán para estudiar literatura. Problema: había que leer mucho y a un ritmo endiablado, de modo que Han decidió cambiarse a filosofía; al menos en esta disciplina se podía leer más detenidamente y tirarse tres días con una página. Actualmente vive en Berlín, cultiva su huerto y da clases en la Universidad de las Artes. Sus ideas, plasmadas en libros contundentes y normalmente cortos –el más extenso rondará las 150 páginas– radiografían la sociedad contemporánea, lo cual le hace muy actual. Se habla de él como filósofo pop o viral.
Sus ideas, plasmadas en libros contundentes y cortos –el más extenso rondará las 150 páginas– radiografían la sociedad contemporánea
Quizá fuera La sociedad del cansancio el análisis que lo catapultó a la fama. En él plantea una superación de la lógica marxista, donde hay un amo y un esclavo, un capitalista y un explotado. También afirma que se han superado las relaciones de poder tal y como Foucault las entendía en torno al «debes» o «no debes» en el contexto de una sociedad disciplinaria. ¿Qué tenemos ahora? Tenemos la lógica del «tú puedes», es más, del tú puedes todo –como el logo de Nike, hazlo, tú puedes– y si no puedes, has fracasado y eres culpable. Esto conduce a la esclavitud de nuestros propios proyectos o metas. Según Han, nos erigimos en esclavos de nosotros mismos. Esta es la lógica del emprendedurismo y la cultura del emprendedor que se autoexige hasta la patología. ¿Qué patologías? Han habla de la depresión como pandemia del siglo XXI, el déficit de atención y el síndrome del burn out. En ellas mucho tiene que ver la sobreestimulación, el no dejar tiempo para el ocio, que en realidad es no dejar tiempo para pensar, para salir de esa sociedad hiperestimulada. El resultado, además del cansancio, es la vulnerabilidad: uno se vuelve más débil porque no piensa, no es capaz de reflexionar, solo de responder estímulos, y si uno no piensa, no es libre, no puede decidir. Ese es el gran riesgo de la sociedad cuando se convierte en sociedad del cansancio.
La sociedad de la transparencia, otra de sus obras más conocidas –vinculada con la anterior a través de la hiperexposición, en esta ocasión de uno mismo– sostiene que el nuevo valor es mostrarse, la apariencia. Eliminado el espacio de la privacidad (en las redes), nos hiperexponemos y dejamos ver lo que comemos, lo que vestimos, lo que vemos por la calle, lo que sentimos… Todo. Antiguamente importaba el ser, el conócete a ti mismo socrático, el saber quién eres… Con el capitalismo lo que importa es lo que tienes: tener y mostrar lo que tengo me da valor. Hoy lo que importa es el parecer: que los demás puedan ver mi apariencia en un contexto de transparencia que no deja lugar para el no-saber. Todos tenemos que saber todo sobre todos y por ello caemos en la actitud de mostrarnos permanentemente. ¿Cuál es el riesgo? El fenómeno de la transparencia denota que la confianza, como espacio de no-saber, no es un valor. Para confiar en alguien tiene que haber un no-saber: yo no sé cómo vas a reaccionar, ignoro lo que vas a decir, pero confío en ti, en lo que hagas. La confianza se fundamenta en el amor y en la amistad.
En el libro titulado La expulsión de lo distinto se trata el rechazo a la negatividad, al no-yo, frente a la positividad que representa uno mismo. Uno mismo es lo que existe, lo positivo, y el resto se rechaza. ¿Por qué? Porque andamos envueltos en un narcisismo que viene de un individualismo mal entendido y también mal practicado. Cuando el otro irrumpe en esa esfera de positividad cuyo centro soy yo, me molesta y procedo a rechazarlo, lo niego. Como mucho estoy dispuesto a compartir mi positividad con una comunidad donde todos seamos iguales. Porque es ahí donde nos sentimos protegidos y seguros, en una comunidad que represente el correlato en plural de mi narcisismo y mi individualismo.
Ante este panorama, cabe preguntarse cuál es la salida que propone este pensador. Recuerdo un artículo titulado Por qué hoy no es posible la revolución y firmado por Chul Han, donde este hablaba sobre un debate donde estaba presente Negri. El italiano, a diferencia de él, sí tenía esperanza en que la revolución pudiera darse, pero Han no. Afirmaba que para que esa revolución fuera posible habría que romper con varios mandatos inoculados en nuestra sociedad como es el del rendimiento, el del individualismo y el del narcisismo. En la medida en que estemos ensimismados y no integremos al otro, la revolución será imposible. Para ello habría que generar proyectos conjuntos, hacer comunidad, pero no de seres iguales, sino una comunidad de seres libres que piensan y proyectan un futuro común.
Según Han, la revolución no es posible: habría que romper varios mandatos inoculados en nuestra sociedad como el del rendimiento, el del individualismo y el del narcisismo
Al final sostiene que el amor es la solución. No el de pareja ni una relación erótica, sino el amor en tanto que apertura hacia el otro, la capacidad de generar vínculos tal y como lo plantea Aristóteles. Este ponía el bien supremo, la felicidad, en aquel que piensa con otros y que tiene muchos amigos –no como Roberto Carlos y su millón de amigos–, sino en el sentido de crear vínculos, dentro de la diferencia, que hablen de correspondencia y reciprocidad. Y es que solo a través del otro seré capaz de transformarme y romper las cadenas que me atan a mí mismo, la cáscara narcisista.
Por qué (cualquiera puede) leer a Byung-Chul Han
- Todo el mundo puede hacerlo y entenderlo, no es necesaria formación filosófica.
- Porque escribe sobre una realidad que conocemos y que estamos viviendo, porque radiografía y certifica los problemas de hoy.
- Porque en el contexto de esa realidad es difícil tomar tiempo para reflexionar sobre ella y sobre nosotros mismos, para hacerse preguntas como: ¿cuánto me estoy autoexigiendo? ¿Y en qué medida esa autoexigencia me está llevando al éxito? Aparte de la pregunta sobre qué es ser exitoso, que eso da para otro artículo…
Cómo entrarle…
Recomendaría La sociedad del cansancio, que es accesible y traza como un diagnóstico general –también La sociedad de la transparencia– para seguir con el resto, donde toca por separado varios de los “síntomas”. Obras como Psicopolítica o La agonía de eros pueden resultar quizá algo más difíciles. Todas las obras están publicadas en Herder.
* Texto a partir de la columna radiofónica que Magdalena Reyes tiene en el programa Quién te dice (Del Sol). Puedes escuchar el audio completo aquí.
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