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F+ Los «locos» andan sueltos: contra la violencia psiquiátrica

¿Qué pasa si los «locos» toman el control de sus propias vidas? En Argentina, acaba de traducirse «Por nuestra cuenta: alternativas al sistema de salud mental controladas por pacientes» de la activista estadounidense Judi Chamberlin. Publicado originalmente en 1977, se trata de un libro pionero que, entre sus múltiples virtudes, mostró por primera vez la realidad de las internaciones psiquiátricas, a la vez que narró las experiencias de organización y resistencia contra las violencias del sistema de salud mental.

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Judi Chamberlin peleó toda su vida contra la violencia impuesta por el sistema psiquiátrico y los diagnósticos que sobre ella misma recayeron. Imagen de Tara Winstead de Pexels, con licencia Canva Pro.

Judi Chamberlin peleó toda su vida contra la violencia impuesta por el sistema psiquiátrico y los diagnósticos que sobre ella misma recayeron. Imagen de Tara Winstead de Pexels, con licencia Canva Pro.

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Leer hoy Por nuestra cuenta: alternativas al sistema de salud mental controladas por pacientes, de Judi Chamberlin (publicado por la editorial Coloquio de Perros), nos permite reabrir muchos debates aún vigentes en torno a los dispositivos alternativos para las personas con problemas de salud mental, los diagnósticos y tratamientos, recuperando el espíritu de los movimientos antipsiquiatría de los años 70 como la desmanicomialización y la salud mental comunitaria. En medio del colapso del sistema público de salud y de la amenaza de cierre de varios hospitales psiquiátricos estatales en Argentina, en este artículo recorreremos un poco de esa historia, desde el libro de Chamberlin, y la importancia de su legado en la tarea de politizar los malestares del presente.

¿Quién fue Judi Chamberlin?

Judi Chamberlin nació en 1944. Fue una activista estadounidense, feminista y superviviente de la psiquiatría. Pero, antes de eso, era lo que llamaríamos una mujer de lo que entonces se consideraba «normal»: casada joven, dispuesta, como ella misma dice, a cumplir con el «sueño americano» de tener una casa en los suburbios, casarse y tener hijos. A los 21 años y recién casada se queda embarazada, pero a los tres meses de gestación sufre un aborto espontáneo. Esto la sumió en una tristeza profunda, que, dada su duración prolongada, empezó a ser catalogada como «depresión».

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