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Los retos de la filosofía en tiempos de incertidumbre: Cristian Saborido

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Retos 2021: Cristian Saborido

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¿Cuál es el principal reto de la filosofía, o sus principales retos, en estos tiempos de zozobra, inseguridad e incertidumbre en todo el mundo?

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Cristian Saborido. Filósofo español

Doctor en Filosofía por la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertistatea, Cristian Saborido es profesor del departamento de Lógica, Historia y Filosofía de la Ciencia de la UNED, Universidad Nacional de Educación a Distancia. Su labor se centra principalmente en Filosofía de la Biología, Bioética y Filosofía de la Medicina e Introducción al Pensamiento Científico. Ha publicado diferentes trabajos en revistas internacionales de investigación y de divulgación científica.

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«A estas alturas, seguramente no hace falta que nadie nos insista en que esta crisis sanitaria ha supuesto un golpe tremendo a nuestra forma de vivir y a nuestras expectativas, tanto personales como colectivas. Muchos de los cambios que estamos sufriendo tendrán seguramente consecuencias que nadie es capaz de prever totalmente, pues, en una situación en la que se han perdido vidas, empleos, relaciones y espacios, nuestras certezas más íntimas se han visto por fuerza cuestionadas también. Certezas acerca de lo que estamos viviendo en el presente y sobre lo que nos cabe esperar del futuro. Y también certezas sobre nosotros mismos y el papel que podemos desempeñar a partir de ahora. ¿Qué puedo hacer yo? ¿Cómo puedo aportar desde mis capacidades y con mis medios a mejorar las cosas? Estas son preguntas que apelan a todo el mundo en la misma medida en que la epidemia también nos afecta a todos.

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«La filosofía debe enfocarse en la actualidad, utilizar formatos cercanos y atrayentes y buscar los espacios de exposición que le permitan llegar a la mayor cantidad de gente posible. Pero los filósofos no pueden tampoco pecar de urgencia. La reflexión filosófica exige tiempo y distancia»

La respuesta más inmediata a esta cuestión está en el llamamiento al conjunto de la población a la responsabilidad individual para acatar medidas de salud pública que todos los individuos deben respetar. En otros casos, además, encontramos que hay ciertos colectivos que tienen una responsabilidad o una capacidad de influencia especial. No solo los sanitarios o los gestores públicos, sino el personal de limpieza, los trabajadores de las tiendas y supermercados, los transportistas, los hosteleros, los repartidores, los profesores, los cuidadores y un larguísimo etcétera de profesiones se han visto reivindicadas y su labor se ha subrayado como imprescindible. Los aplausos desde los balcones eran algo más que un ejercicio de comunión consoladora entre vecinos o una forma amable de pasar el tiempo en el encierro; eran también un reconocimiento explícito de nuestra dependencia, frecuentemente ignorada cuando las cosas ‘van bien’, hacia estos profesionales.

La filosofía o, mejor dicho, las filósofas y los filósofos han tenido que replantear también su función social en este escenario. Prácticamente desde los primeros días de la crisis abundaron los artículos en la prensa, los libros recién publicados y las entrevistas y declaraciones de filósofos que analizaban la situación actual, buscaban explicarla y, en ocasiones, incluso ofrecían algunos consejos para superar las nuevas adversidades o, por lo menos, sacar alguna lección de ellas. Así, junto con los médicos, los politólogos, los sociólogos y los economistas, muchos profesionales de la filosofía han asumido en estos días el papel de lo que se suele conocer como ‘intelectual público’.

Sin embargo, no parece que la sociedad se considere muy beneficiada por esta inusitada exposición filosófica. No ha habido aplausos a las ocho de la tarde para los filósofos. Claro que tampoco parece que esto sea algo que a ellos les moleste. Acostumbrados a tener que justificar continuamente su supervivencia en cada nuevo plan de estudios, que la filosofía no sea tomada demasiado en serio como una herramienta útil para comprender y gestionar una pandemia mundial no podría sorprenderles. Pero este desapego hacia el filósofo como intelectual público nos dice mucho más de lo que aquellos que nos dedicamos a la filosofía como profesión nos gusta admitir: nos hace replantearnos nuestras certezas acerca de la que creemos que debe ser nuestra aportación al conjunto de la sociedad. Consecuentemente, sería posible decir que el reto actual de la filosofía es doble: por un lado, hoy parece más necesaria que nunca una reflexión filosófica que se ajuste a los fenómenos de la actualidad, a los problemas, riesgos y preocupaciones que afectan a todos los ciudadanos en estos días.

«Hoy es más necesaria que nunca una filosofía que se nutra del conocimiento científico, del análisis de la sociedad y de la crítica cultural para ofrecer herramientas que nos ayuden a comprender nuestra nueva realidad, y a nosotros mismos en esta nueva realidad»

En este sentido, la filosofía debe enfocarse en la actualidad, utilizar formatos cercanos y atrayentes y buscar los espacios de exposición que le permitan llegar a la mayor cantidad de gente posible. Sin embargo, y esto constituye el segundo reto, los filósofos no pueden tampoco pecar de urgencia. La reflexión filosófica exige tiempo y una cierta distancia. Tiempo para evaluar el significado y la implicación real de aquello sobre lo que reflexiona y distancia para que esta reflexión sea lo más informada y serena posible. Un contexto inédito tan sumamente inesperado y complejo como el actual no puede abordarse desde la premura por tener algo que decir para lograr publicaciones que engrosen el currículo o para aparecer en los medios. Si algo demuestra la crisis de la covid-19 es que es hoy más necesaria que nunca una filosofía que se nutra del conocimiento científico, del análisis de la sociedad y de la crítica cultural para ofrecer herramientas que nos ayuden a comprender nuestra nueva realidad, y a nosotros mismos en esta nueva realidad, de una forma que sea valiosa para todos».

Puedes leer las respuestas de otros filósofos y filósofas de España y Latinoamérica aquí.

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