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F+ Nietzsche: ¿por qué consideramos que algo es malo?

Al reflexionar sobre Nietzsche y el mal hemos de destacar que el filósofo alemán no quiso responder qué es el mal, sino preguntarse cómo es posible que algo se considere malo. Su pensamiento fractura la moral desde dentro y muestra que nuestros valores no descienden del cielo ni brotan de la razón; más bien, tienen historia, intereses y heridas.

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Diseño realizado a partir de la imagen descargada en Wikimedia Commons (licencia CC).

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Nietzsche y el mal: la fractura de su pensamiento

Con Nietzsche, la pregunta sobre el mal en la filosofía da un nuevo salto. El pensamiento de Nietzsche, y este es el salto, no intenta ser una respuesta al debate moral (¿qué es lo que está mal?, ¿qué es lo que debemos hacer?). Su pensamiento es una fractura que quiebra el terreno de la pregunta misma. La pregunta para él no es sobre el contenido de lo bueno y lo malo (una pregunta atorada en vicios y virtudes, cielos e infiernos), sino que es una cartografía de esas propias categorías: «¿en qué condiciones se inventó el hombre esos juicios de valor que son las palabras bueno y malvado?», leemos en La genealogía de la moral.

El gesto nietzscheano no es ético, es genealógico: su filosofía no busca la verdad del bien o su demostración racional, sino que busca su historia, su procedencia, las condiciones de posibilidad de su aparición en el mundo. El bien (y con él, el mal) deja de ser una idea eterna y racional. Ahora es un ente mundano más. Un ente que aparece en la historia, que alguien creó, que sirve para determinados fines, que encaja en una narrativa, que sostiene un determinado sistema de dominación…

Esto, como es fácil intuir, tiene muchísimas consecuencias, porque, cuando dejamos de preguntarnos qué es el bien para indagar de dónde viene, toda la arquitectura moral se tambalea. Siempre se ha pensado que el bien estaba ahí y que había que descubrirlo, pero ¿cómo tratar a la moral como una parte más de una determinada cultura? Lo que parecía fundamento se nos revela ahora como construcción. Lo que se presentaba como una revelación divina o  como una verdad racional se muestra ahora como producción humana (demasiado humana). Esta es la fractura que nos lega Nietzsche.

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