El dolor del verdugo
En Los límites del perdón, Simon Wiesenthal cuenta cómo un soldado de las SS le confesó sus crímenes en su lecho de muerte con la intención de que le perdonase. El soldado se consideraba víctima de lo que hizo en el pasado y de sus propios remordimientos. Desde lo que parecía una actitud autocompasiva, en su relato se torturaba a sí mismo y se negaba el perdón, por eso buscaba para morir en paz el perdón de un preso judío.
El victimismo de los verdugos es peligroso, dañino para las víctimas y oportunista, porque elude la culpa y la responsabilidad respecto del sufrimiento causado. El hecho de que sufran no les convierte en víctimas. En la mirada al pasado, no hay que desdibujar las líneas que separan a unos de otros, aunque en determinados conflictos sea más complejo distinguirlos y se pueda ser víctima respecto de unos hechos o actos, y verdugo respecto de otros.
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