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¿Qué relación hay entre el arte medieval e internet?

Los memes. Sí, vamos a hablar de memes, esas imágenes humorísticas (con más o menos gracia) que todos recibimos y compartimos por WhatsApp y nuestras redes sociales. Sí, sí, estás en un portal de filosofía, pensamiento y cultura... a pie de calle. Así que no, no nos hemos vuelto locos (o sí, ¿quién sabe?, pero ¿eso qué importaría?). Un consejo: sigue leyendo porque esos memes y el arte medieval tienen mucho más que ver de lo que imaginas...

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Desde 2012, los "memes" adquirieron una dimensión mediática enorme. Proliferaron por las redes sociales con una fuerza viral increíble. Todo tipo de contenido era intervenido y difundido para el disfrute de una sociedad más digitalizada que nunca. ¿Qué relación tienen con el arte medieval?

Desde 2012, los "memes" adquirieron una dimensión mediática enorme. Proliferaron por las redes sociales con una fuerza viral increíble. Todo tipo de contenido era intervenido y difundido para el disfrute de una sociedad más digitalizada que nunca.

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A lo largo del tiempo se han relatado innumerables historias y mitos, que, a través de la oralidad, han sido difundidos, y con su puesta en escrito, han perdurado. Se ha necesitado siempre una replicación de una particular historia para que esta llegue a cobrar relevancia cultural y social. El romance del conde Vélez es una de ellas. El noble, presumiendo de encanto y atractivo irresistible por cualquier doncella, es retado por don Buero a que no sería capaz de cautivar a su amiga. Tras denunciables intentos por atraer su amor, el Conde se rinde, finalizando así el romance.

Del rapsoda al juglar y al «meme»

El filólogo Gaston Paris realizó una genealogía de la breve historia, concluyendo que diversos elementos de la misma existían en otros relatos de Francia, Gales, Escocia, Noruega o Rusia. Pese a ser un testimonio escrito, esta clase de poemas se transmitían oralmente a lo largo del territorio, a través de la figura del juglar, heredero medieval del rapsoda griego. Hoy copiamos y pegamos en nuestros muros de Facebook e historias de Instagram imágenes cargadas de contenido humorístico que son distribuidas por la red a una velocidad vertiginosa. Es contenido visual creado a partir de una imagen preexistente a la cual se le añaden nuevos significados y referencias. Son los memes, elementos culturales de la era digital, los que ahora juegan un papel primordial en el corpus cultural contemporáneo.

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Los memes, elementos culturales de la era digital, juegan un papel primordial en el corpus cultural contemporáneo

Los memes de internet han sido interpretados como una evolución de la teoría memética, desarrollada por estudiosos como Richard Dawkins o Susan Blackmore. En los años ochenta se comenzó a estudiar la cultura como una concatenación de unidades de información que se replicaban, como si se tratara de genes, pero visto desde las ciencias humanas. La imitación y reproducción de ciertos elementos, tales como mitos, historias, frases hechas o símbolos, es entendida como la forma de comportamiento que tiene la cultura. Así, los memes subidos a internet son una nueva forma de meme, de replicación de unidades de contenido a través de la red.

Imágenes (inmediatas) con nuevo significado

Uno de los miles de "memes" que circulan por internet y WhatsApp.
Uno de los miles de «memes» que circulan por internet y WhatsApp.

Para entender este carácter de repetición y reproducción que poseen, solo tenemos que echar un vistazo a nuestro muro de Facebook. Entre noticias, fotografías subidas por nuestros amigos e invitaciones a eventos, otra gran parte de las publicaciones son esos memes, imágenes que han sido intervenidas con el objetivo de darles nuevos significados. Las llamadas images macro, reinterpretaciones de una imagen a través de la introducción de un texto (normalmente realizado con la fuente Impact), bullen en la red listas para ser visualizadas en pocos segundos.

Esta cualidad de inmediatez que tienen los memes es uno de los principios que mejor los definen. Vivimos una realidad acelerada que nos impide detenernos mucho tiempo en una manifestación cultural determinada, por lo que existe una necesidad de que todo producto que consumamos sea breve y de fácil digestión. El trabajo nos persigue hasta la hora de dormir, las preocupaciones profesionales nos agotan emocionalmente, por lo que todos recurrimos a las redes sociales para distraernos y liberarnos momentáneamente de estas cargas. Miramos el móvil, los titulares del día, y pasamos por numerosas imágenes irónicas, consumidas en menos de cinco segundos, actividad compatible con cualquier otra acción cotidiana o laboral. La sociedad nos fuerza a realizar multitasking, y nos hace capaces de experimentar multitud de acciones simultáneas. No somos computadoras, por lo que nos es imposible procesar toda esa información de manera instantánea. El tiempo que tenemos no equivale a la cantidad de datos que percibimos, y por ello son asimilados más rápidamente, perdiendo gran parte del contexto. En una sociedad acelerada, aquello que parezca corto y facilón es más atractivo y consumido.

Vivimos una realidad acelerada que nos impide detenernos mucho tiempo en una manifestación cultural determinada; existe la necesidad de que todo producto que consumamos sea breve y de fácil digestión

El humor como herramienta de comunicación

Nos hacen distraernos, o más bien centrar una parte de nuestra atención en motivos carentes de preocupaciones y problemas. El humor es su herramienta fundamental; interpretamos la gracia y ocurrencia que estas intervenciones nos sugieren y lo compartimos en el momento. ¿Para qué? Se trata de una nueva forma de comunicarse con la sociedad, realizada a través de imágenes y no texto. Compartimos un meme en Instagram, y a continuación, nuestros seguidores lo ven. Un mensaje ha llegado a ellos a través de la imagen. Etiquetamos a amigos en publicaciones para que vean directamente el meme, estableciendo una comunicación más directa, sin embargo, es solo una forma de preseleccionar un contenido para ellos, manteniéndose la misma premisa de la imagen como clave del lenguaje contemporáneo. 

¿Sería esta la primera clienta del servicio de "autoservice" de McDonalds? Mmmm...
¿Sería esta la primera clienta del servicio de «autoservice» de McDonalds? Mmmm…

El filósofo italiano Franco Berardi afirma la existencia del semiocapitalismo, esto es, un sistema basado en la imagen. A partir de los años setenta, con el advenimiento del neoliberalismo, se produjo una pérdida del referente entre economía y producción; aquello que ahora se consume no es producido para nosotros, sino asimilado a través de información. La era digital ha establecido una jerarquía donde la imagen supera cualquier objeto, donde el control se realiza a través del conocimiento y no de la producción. Por estas razones nos gustan tanto los memes, por su visualidad y mensaje instantáneo. El humor juega un papel muy importante, ya que es la pieza que desencadena la reacción del usuario que lo mira. Toda persona que asimila el contenido generado en un meme automáticamente siente una conexión entre este y su vida, se identifica con él por algún sentido. Esta reacción de empatía que generan es sin duda una causa esencial para comprender su éxito. Una empatía digital y nueva, que se genera a partir de algoritmos y reacciones automáticas. ¿Son los memes la nueva fuente de empatía del siglo XXI?

Los memes nos gustan tanto por su visualidad y mensaje instantáneo. El humor es la pieza que desencadena la reacción del usuario que lo mira

De la Edad Media a nuestros días

En la historia de la cultura han existido muchos memes, ya que se tratan de unidades de información que se difunden a lo largo del espacio y del tiempo. En la Edad Media, no obstante, existen más ejemplos de distribución oral y visual de determinadas partículas culturales. Una gran parte de la sociedad era analfabeta, por lo que se necesitaba enseñar y transmitir el conocimiento a través de la imagen y el sonido. Por esta razón esculturas y relieves poblaban las fachadas y los interiores de muchos templos religiosos, y se consolidó la literatura de juglares. Las historias y la tradición iconográfica viajaban por las poblaciones, creándose memes que perdurarían siglos en la memoria colectiva, como se ha comentado en el comienzo de este artículo con el romance de don Buero. Actualmente, internet resulta un espacio idóneo para la propagación de unidades culturales, que en este caso tienen un sesgo más visual.

En la Edad Media una gran parte de la sociedad era analfabeta, por lo que se necesitaba enseñar y transmitir el conocimiento a través de la imagen y el sonido

El "Yo soy tu padre" de Star Wars en versión medieval.
El «Yo soy tu padre» de «Star Wars» en versión medieval.

En 2003 se subieron a la red una serie de images macro que cogían prestadas las imágenes del tapiz de Bayeux, realizado en Francia en el siglo XI. En estos memes se realizaban intervenciones textuales donde algún aspecto de su contenido daba pie a realizar un comentario humorístico. Imitando la caligrafía usada en el mismo tapiz, se escribían mensajes como “Luke, I am thy father”, haciendo referencia a una secuencia de El imperio contraataca. Memes de primera generación, que, si bien no tuvieron el alcance mediático que los que se desarrollan actualmente, consolidaron la idea de que un image macro podía ser realizado a partir de una obra de arte.

Desde 2012, los memes adquirieron una dimensión mediática enorme. Proliferaron por las redes sociales con una fuerza viral increíble. Todo tipo de contenido era intervenido y difundido para el disfrute de una sociedad más digitalizada que nunca. Pocos años después de este estallido nace Classical Art Memes, una página de Facebook basada en la exposición de memes realizados con obras de arte. Aprovechando el camino allanado por el fenómeno meme, obras de Leonardo, El Bosco, Caravaggio o Goya fluyeron por la red con nuevos significados. El alcance y fama que adquirieron los situaron entre las publicaciones más compartidas de la red, según el portal Knowyourmemes.

Entre los Classical Art Memes, destacó la presencia de las reinterpretaciones de obras de arte medieval. Memes que tomaban prestadas imágenes de diferentes miniaturas y pinturas llevaron al público mediático un arte hasta entonces poco conocido y popular. Desde 2014 en adelante, una cantidad ingente de obras de arte medieval circuló por la red. En su mayoría son imágenes donde se narran escenas características del imaginario occidental durante esa época, intervenidas desde la perspectiva contemporánea. Se atribuyen comportamientos y situaciones que todos tenemos en nuestros días a imágenes creadas siglos atrás, con el objeto de crear una reacción de ironía y empatía en aquel que las visualice.

No hay una única estética medieval, sino muchas

¿Por qué son estas imágenes medievales objeto de reinterpretación para generar memes? ¿Cuáles son las propiedades estéticas que las hacen atractivas para los usuarios? Antes de comenzar a resolver estas preguntas, habría que mencionar la vastedad cronológica que estamos tratando; once siglos de historia marcan este periodo, por lo que no es correcto generalizar con la estética medieval, porque no existe una en concreto, sino muchas escuelas y manifestaciones diferentes, tanto local como cronológicamente. No obstante, hay ciertos rasgos que acompañan muchas obras realizadas durante la Edad Media, que, si bien no son constantes, sí se pueden considerar como propios del momento histórico.

Desde 2014, una cantidad ingente de obras de arte medieval circuló por la red. En su mayoría son imágenes donde se narran escenas características del imaginario occidental durante esa época, intervenidas desde la perspectiva contemporánea

La mayor parte del imaginario medieval tomado como meme tiene una apariencia no convencional. Son escenas grotescas, sexuales o mágicas, poco vistas en el arte producido a partir del Renacimiento. Este tipo de representaciones abundaba en la producción visual de ciertos momentos del Medievo, pero se trataba de una práctica emplazada en los márgenes de la página. Los marginalia son aquellas anotaciones, glosas e imágenes dispuestas a un lado del texto de los manuscritos. Tradicionalmente, los monjes anotaban en los márgenes del texto ciertos comentarios y apuntes sobre el contenido del mismo, que ayudaban a la persona a guiarse y a leerlo mejor. A partir del siglo XII, como dice Michael Camille, la ordinatio de la página sustituyó a la mediatio (mediación para la lectura), es decir, nuevas formas de organizar el texto para su visualización comenzaron a ser pensadas de manera más compleja. Este cambio hizo que, además de acompañar el texto con comentarios, también se requirieran yuxtaposiciones y oposiciones al argumento, tanto en palabra como en imagen. En libros del siglo XIII ya vemos una proliferación considerable de pequeños dibujos situados al margen de las páginas.

Estas representaciones visuales podían tener muchas funciones diferentes. Algunos las consideran vacías de significado, solamente servían para apoyar el contenido principal gracias a su no-sentido aparente. Otros ven este fenómeno visual como una evolución lógica de las glosas, por lo que se consolidan como comentarios visuales al texto. Su carácter eminentemente burlesco emplaza más los marginalia en un territorio paródico y antagónico; para reducir el mensaje religioso y aligerarlo, se creaban universos paganos e irreales, lo cual sería una respuesta frente a una posible saturación de libros miniados (demasiadas palabras) que se creaban en la época del gótico, en comparación a periodos previos. Las interpretaciones sobre estas desviaciones a la norma representativa son tan amplias como ejemplos existen, sin embargo, resulta muy sorprendente la libertad de los temas planteados en estas imágenes.

En los mapas medievales, centrípetos en torno a Jerusalén, existía una jerarquía figurativa que situaba los elementos más verosímiles y cercanos a la vida material en un centro, y los mágicos en la periferia. Así, dragones custodiaban el Inframundo bajo la Tierra, y el norte de África se poblaba de pequeños monstruos. El límite, los bordes, cobraban una apariencia mágica y no normativa en la sociedad medieval. Durante los periodos de transición entre estaciones había una mayor incidencia de eventos sobrenaturales donde el Infierno se manifestaba. Eran espacios donde aquellos aspectos tratados fuera de la convención habitaban. Cuando un niño acudía por primera vez a una rogación (rituales con el fin del éxito de la cosecha), alcanzaba los confines de su realidad, puesto que estas ceremonias se realizaban en los bosques circundantes a su aldea. Este acontecimiento marcaba el límite del mundo para aquel muchacho, lo cual indica la proximidad que tiene para la vida del medieval el centro y la periferia. Es esta cercanía la que permite a los motivos representativos tradicionales coexistir con aquellos marginales en las páginas de manuscritos. No existe ejemplo de ninguna unión entre conceptos, sin embargo, existe una proximidad evidente en los folios de los libros, separada por centímetros. La idea de límite como espacio para lo mágico y marginal y su inminente contigüidad con aquello visto como lo central es lo que justifica la presencia de tantas escenas no canónicas en el arte medieval. No están relegadas a otros espacios, ni postergadas a la inopia, sino existen en armonía con los textos de salmos, salterios o libros de horas.

La "tableta" conseguida a base de horas de gimnasio... muchos siglos atrás.
La «tableta» conseguida a base de horas de gimnasio… muchos siglos atrás.

Los memes asimilan esta libertad representativa para crear lazos de empatía entre el mundo medieval y el contemporáneo. Utilizan escenas que resultarían impensables en el rígido arte postmedieval para establecer paralelismos entre esas imágenes y nuestro día a día. En la última década, coincidiendo con el advenimiento de los memes de arte medieval, se ha producido un revival significativo de la cultura medieval. Siempre considerada como nuestra cuna cultural, estamos en un momento en que los caballeros, las cortesanas y las luchas de poder entre familias nobles son más populares que nunca. Los best seller de Ken Follet son parte de la culpa, pero quizás la implosión ha llegado más desde el lado televisivo. Juego de tronos, que si bien está basada en un mundo imaginario, tiene mucha deuda con la historia y sociedad medievales, se convirtió rápidamente en un fenómeno de masas, en los mismos años en que nuestros memes emergían en las redes sociales.

Hacia una nueva Edad Media

Desde los años setenta del siglo pasado, historiadores y filósofos han apuntado que la sociedad se dirige a una nueva Edad Media. Umberto Eco, en su ensayo La Edad Media ha comenzado ya, postula que los sistemas de seguridad privada, que reducen a la posición de lo simbólico a las fuerzas militares del Estado, han consolidado un mundo neo-feudal donde el orden es impuesto por particulares, y no por ninguna fuerza superior, tal y como ocurría en el Medievo con los señores feudales, que controlaban su territorio, mientras que el rey no tenía mucha influencia sobre el mismo. Franco Berardi, ya en nuestra década, apunta a la complejidad que domina nuestro mundo. Cuando existen demasiados estímulos y elementos a organizar en una sociedad, y esta no puede procesarlos correctamente, reflejo de nuestro tiempo, el sistema cae en la complejidad, que no puede ser gobernada con la voluntad humana, sino a través de algoritmos y fuerzas financieras. En la Edad Media se produce un fenómeno parecido de saturación de info-estímulos, y, sobre todo, de carencia de entidades organizadoras de la sociedad. Tampoco hay fronteras claras, ni en el siglo XIII ni en la era digital, lo cual genera un caos epistemológico similar.

Esta complejidad se personifica en un sistema que recuerda al feudal, sobre todo desde la perspectiva de la política internacional, como señala Hedley Bull. No vivimos una nueva Edad Media, pero se pueden considerar ciertos aspectos de la sociedad afines en ambos tiempos. Esta sensación de déjà vu, cargada además de nostalgia romántica, explica la proliferación de productos medievales o pseudomedievales (una buena parte de estos son poco fieles a la verdadera historia). La necesidad que existe en nuestros días de emplear la imagen, el semiocapitalismo, hace que se busquen referentes en momentos en que esta tuvo también un peso esencial, como se ejemplifica en el vasto corpus visual que emergió en el Medievo.

En este panorama iconódulo, acelerado y neofeudal, claras son las intenciones de los memes de arte medieval. Con el objeto de crear una parodia del mundo contemporáneo, estas imágenes toman del mundo medieval referentes también vistos en su momento como comentarios satíricos a su realidad social y religiosa. Estos memes son una revisión contemporánea a los marginalia: anotaciones visuales, consideradas como cultura popular, que distraen y facilitan una mirada irónica del mundo contemporáneo.

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