Obertura del preguntarse en existencial mayor
Desnudo el cuerpo y el color,
ya sin rostro y corazón, y con la senda perdida,
vino entonces a mi conciencia la voz de la existencia:
quien fui ya no era y quién era no sabía.
Contestaciones busqué en la que llaman filosofía,
más las que al uso la academia ofrecía
ni flores ni cantos a la vida henchían,
porque haciéndose diestra en el culto a la idea
perdió la pericia en el práctico arte de existir,
ese que la propia vida a crear nos invita.
Nómada ya de mí mismo,
con la muerte por compañera y la angustia de consejera,
sin fuerzas en el camino para bien yo me encontré
la verdadera sabiduría primera que a examinar la vida enseña,
la que amaban los antiguos y olvidada por la academia espera.
Cual río creciente fluyen en mí las cuestiones,
manan de mí preguntas que deseo responder,
mas ¡ay de mí mortal!
que en el tiempo vivo y me acompaña la muerte,
no alcanza una vida cuando a preguntar se dispone.
De cierto, así la muerte compañera me lo enseña,
mas, por ello atino a las que son fundamentales,
las que a examinar la vida nos encaran y al hombre que estoy siendo le nacen:
que quien fui ya no soy, y de quién soy no hallo respuesta.
Universal y absoluta no hay, ni parece que podrá haberla,
es esta la vía que a destino lleva a quien el camino de sí extravía.
De sí mismo se extravía aquel que su cuerpo y color defrauda,
aquel que voluntad ajena un rostro y corazón le fragua.
El que en ese miserable existir desanda,
no escatime en la quintaesencia del cuidarse a sí mismo aprenda,
y en consecuencia no tema en existencial mayor preguntarse
las más fundamentales preguntas en que el hombre puede hilvanarse:
¿Cómo vive, existe y piensa el hombre que estoy siendo?
¿Cómo entonces volver al cuerpo y sentir el color que prendo?
¿Cómo forjar rigurosamente y desde mi voluntad deseante
un rostro y corazón auténtico, verdadero y bueno, bello y justo?
Y en especial, ¡oh mortal!, ocúpate de presentar,
en la urdimbre de cuerpos y colores con rostro y corazón,
la estética de tu existencia, tu vida como obra de arte
digna de admirarse y también de respetarse.
Sobre todo lo temido, no desistas encarar
la libertad y la existencia, la muerte y el más allá,
por compañeras de viaje mientras vivas las tendrás;
debatirse en el sentido o el absurdo de la vida,
convivir entre creyentes, ateístas y suicidas,
que si la desesperada angustia un día tu cuerpo anida
la sabiduría primera defensa dará a tu vida.
A este punto el significado de seguro habrás comprendido:
la flor y canto que mi boceto inicia
con la obertura del preguntarse en existencial mayor,
es principio de sabiduría y fundamental cuestión en filosofía
que el hombre que estoy siendo, si es verdadero, ansía.
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