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Walter Benjamin para pensar la violencia de género

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«Walter Benjamin habla de la memoria para cuestionar, por ejemplo, el orden estatal que se reafirma a partir de las modificaciones constitucionales que pretenden aprobar la cadena perpetua para violadores de niños y niñas», escribe Nataly Bello. Imagen de Gerd Altmann en Pixabay.

«Walter Benjamin habla de la memoria para cuestionar, por ejemplo, el orden estatal que se reafirma a partir de las modificaciones constitucionales que pretenden aprobar la cadena perpetua para violadores de niños y niñas», escribe Nataly Bello. Imagen de Gerd Altmann en Pixabay.

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El confinamiento obligatorio al que nos expuso la pandemia por el covid-19 ha agudizado un problema siempre existente en las sociedades: la violencia de género. Las cifras y demandas crecen y, claro, las muertes de mujeres también.

Por Nataly Bello López, licenciada en Filosofía y Lengua Castellana de la Universidad Santo Tomás (Colombia)

En este texto no me fijo en el proteccionismo homicida que implica estar en casa expuestas a múltiples violencias; más bien me centro en la actualidad social y política colombiana: la violación de una niña indígena de trece años por parte de siete miembros del Ejército Nacional, las denuncias de acoso y abuso sexual contra el reconocido director de cine Ciro Guerra y las denuncias de acoso sexual contra el alcalde de Medellín, Daniel Quintero. A esto se suma un debate importante para el orden estatal del país: la consolidación y legitimidad de la cadena perpetua para violadores de niños y niñas. Para informarse sobre estos asuntos, pueden encontrarse los trabajos periodísticos que hicieron posible visibilizar los hechos de violencia y otros para entender el camino por el que transita la reglamentación de la cadena perpetua.

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En relación con lo anterior, la pregunta que me interesa abordar es la siguiente: ¿cuál es la relación de la política colombiana con la experiencia de sufrimiento de las víctimas de acoso y abuso sexual? Para esto, me gustaría poner en vigencia las Tesis sobre el concepto de historia (1940) del filósofo alemán Walter Benjamin. En este texto no solo se encuentra la crítica al historicismo científico moderno contra el cual Benjamin escribe; también es posible leer una propuesta de su materialismo histórico y, al interior de ese, una propuesta política que tiene como referente el sufrimiento de las víctimas.

El filósofo español Manuel Reyes Mate, experto en la filosofía benjaminiana, aborda este asunto en relación con las víctimas de violencia política, conflictos armados y guerras. Me interesa leer dicha propuesta política de Benjamin a la luz de aquello que llamo «la realidad colombiana», tengo como punto de partida el presupuesto del mismo autor que vincula realidad y verdad, a saber, «que nada se pierda». En otras palabras, la realidad es el todo, contarlo todo y pensarlo todo; lo que quiere decir detenerse también en las experiencias concretas de los sujetos, en las experiencias de sufrimiento.

En Tesis sobre el concepto de historia, del filósofo alemán Walter Benjamin, se encuentra la crítica al historicismo científico moderno contra el cual Benjamin escribe, y también una propuesta de su materialismo histórico y una propuesta política que tiene como referente el sufrimiento de las víctimas

Antes de dar paso a lo anunciado es preciso adelantar una respuesta a la posible aparición de preguntas que cuestionarían la pertinencia de hablar del sufrimiento o, como diría Theodor Adorno, de «dejar hablar al sufrimiento». El mismo Adorno proporciona la respuesta previa: no hay fundamento racional para el imperativo de la no repetición del sufrimiento, el fundamento o el argumento de su pertinencia es en sí mismo el sufrimiento. Adorno dice que tratar de fundamentar este mandato de no repetición es monstruoso, por eso para él la única fundamentación es Auschwitz; para este texto sugiero que el carácter fundante de la ética del imperativo de no repetición es el sufrimiento mismo de las víctimas de acoso y abuso sexual en la realidad actual colombiana.

El Estado colombiano, como representación del orden de legalidad, fija a través del derecho ciertas normas políticas que se insertan en su sociedad, por ello acude a la cadena perpetua, por ejemplo, como acción punitiva para reestablecer el orden que se desestabiliza frente a la no coincidencia entre la vida del pueblo y las leyes. Ahora, ¿cómo entender estas prácticas políticas desde el sufrimiento? Walter Benjamin habla de la memoria para cuestionar, por ejemplo, el orden estatal que se reafirma a partir de las modificaciones constitucionales que pretenden aprobar la cadena perpetua para violadores de niños y niñas.

La memoria consiste en atender a la experiencia de sufrimiento de las víctimas como transformación del presente, es decir, acciones políticas para «redimir» el derecho de todo sujeto y garantizar que el sufrimiento no se repita. El problema es aún más robusto cuando se le exige a la política que en su agenda debe estar el sufrimiento de las mujeres víctimas de abuso y acoso sexual. En Colombia, la respuesta a las víctimas es la cadena perpetua para los verdugos. Atención a esto: la respuesta a las víctimas es la disposición de los verdugos. Por mucho que cueste, dice Reyes Mate, es necesario distinguir entre la responsabilidad de los verdugos y la prescripción de la injusticia en el tiempo.

Las implicaciones políticas de la memoria, que hace presente el sufrimiento de las mujeres víctimas de ese tipo de hechos de violencia, consisten en hacerle ver a la política actual que está fundada sobre el olvido o que es una política del olvido porque no entiende la vigencia del sufrimiento en tanto que las acciones de transformación no garantizan que dichas violencias no vuelvan a ocurrir.

Por mucho que cueste, dice Reyes Mate, es necesario distinguir entre la responsabilidad de los verdugos y la prescripción de la injusticia en el tiempo

«Dejar hablar al sufrimiento es la condición de toda verdad» es la demanda completa de Adorno en su imperativo. Cuando las víctimas testimonian y hay otros dispuestos a escuchar, no se puede restar importancia a que para algunas el encarcelamiento del verdugo no tiene efectos prácticos para la injusticia, de ahí que su experiencia sea totalmente irredimible, porque la injusticia prescribe en el tiempo y las medidas contra el verdugo no garantizan que las violaciones y acosos no vuelvan a suceder. De acuerdo con Walter Benjamin, de no ser reevaluada la propuesta de la cadena perpetua por la Corte Suprema de Justicia en Colombia, lo que se pone en evidencia una vez más es que el presente de la vida política y social en el país están construidas sobre el olvido, esto es, sobre la insignificancia del sufrimiento de las víctimas.

El capital de la política tiene que relacionar la idea de felicidad y redención terrenal: aquí y ahora. No es posible dar zancadas políticas hacia medidas que se siguen construyendo sobre las injusticias; la memoria del sufrimiento de las mujeres víctimas de estos y otros hechos de violencia se yergue sobre ese tipo de iniciativas punitivas «salvíficas» que no resuelven los problemas estructurales de las violencias de género.

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