Largoplacismo y altruismo
El debate sobre el largoplacismo (el debate sobre si la moral debe centrarse en objetivos a corto o a largo plazo) ha vuelto con fuerza debido al impacto reciente de dos libros. Uno de ellos es What we owe the future (2022), del filósofo escocés William McKaskill —a quién Elon Musk reconoció como su filósofo de cabecera—. El otro libro que ha relanzado el debate sobre el largoplacismo es El precipicio (2020), del filósofo australiano Tobby Ord. Ambos filósofos se encuadran dentro de la corriente «largoplacista», a la que también pertenecen otros autores de la Universidad de Oxford, como Nick Bostrom.
Desde luego, es una buena noticia que la filosofía ocupe páginas de periódicos o espacio en las redes sociales. Aunque no siempre ha sido para asuntos estrictamente filosóficos, como ocurrió con el desplome de FTX Future Fund, dirigido por Sam Banked-Fried (uno de los mecenas del movimiento largoplacista). Este empresario estadounidense es conocido, además de por el citado escándalo, por defender la necesidad de que cada uno se haga lo más rico posible para, así, poder ayudar a los demás. Este principio se inspira en el principle of sacrifice [«principio de sacrificio»] de Peter Singer, según el cual los ricos estarían obligados moralmente a compartir su riqueza con los pobres.
Este grupo de filósofos de la universidad de Oxford (McKaskill, Ord, Bostrom, Singer…) denomina «altruismo eficaz» a su doctrina. En momentos (como el actual) en el que nuestra especie se ve amenazada por enormes retos existenciales —como las catástrofes naturales—, Tobby Ord defiende que el reto de nuestra época es salvaguardar el futuro de la humanidad. Y no hablamos solo de riesgos naturales, sino también de riesgos tecnológicos (Nick Bostrom destaca la singularidad tecnológica que alcanzarán las máquinas inteligentes) o de riesgos humanos (como una posible guerra nuclear).
Curiosamente, lejos de Oxford y mucho antes de esta explosión mediática, el exbanquero español José Corral Lope defendió una idea cercana a los fundamentos de base de los largoplacistas, aunque no idéntica. Su teoría relaciona más profundamente el altruismo con la idea de supervivencia y la enuncia de este modo en su libro Supervivir amando: «La finalidad de la especie humana es intentar su supervivencia y el altruismo es el medio más eficaz y eficiente para intentarlo».
Las leyes de la vida: de la araña al Homo sapiens
«Las cosas se caen al suelo por la ley de la gravedad del señor Newton. Y si no hubiera ley de la gravedad, se caerían por su propio peso», le cuenta un sargento a sus reclutas para explicarles la ley de la gravedad (la anécdota la recoge Corral Lope en el citado libro). Y este es precisamente el problema con las leyes, que no las vemos. En palabras de Corral: «Todos los seres vivos han intentado e intentan que sus especies supervivan, antes de que los hombres hubieran descubierto la ley que lo ordena».
En este sentido, y de forma similar a la anécdota de la manzana de Newton, Corral llega a lo que llama «primera ley» por intuición. Esta primera ley es una idea básica que contrasta después con las posiciones de biólogos evolucionistas tales como Mayr, Dobzhansky y S. J. Gould. A partir de ahí, Corral Lope intenta hacer explícitas —es decir, enuncia— dos leyes biológicas que considera implícitas en la naturaleza del Homo sapiens. Dos leyes que, en su opinión, fundamentan las causas de nuestra conducta en tanto seres vivos. Dos leyes que compartimos con otros seres vivos, tanto con las arañas como con los lobos.
El largoplacismo es una corriente moral que defiende que los objetivos de la ética se localizan a largo plazo (supervivencia de la especie, por ejemplo) y no a corto plazo (ayudar a alguien a cruzar la calle, por ejemplo)
La primera ley, apodada como «ley de la supervivencia», afirma que «como todas las especies de seres vivos, el objetivo o finalidad principal del Homo sapiens es su propia supervivencia». Esta ley rige para los seres vivos e incluso para otros seres, como los virus, que según Corral tienen el mismo «mandato vital» de sobrevivir.
La segunda ley que enuncia el autor, llamada «ley del altruismo», es otra ley que también compartimos todos los seres vivos (aunque es más evidente en el caso de las especies sociales). Esta ley afirma que «el altruismo amplio es la estrategia fundamental adoptada por nuestra especie como el medio más eficaz de conseguir su principal propósito vital».
Como puede observarse, ambas leyes fundamentan un principio ético universal de comportamiento, que se podría enunciar de la siguiente manera: «Es bueno o mejor lo que, hecho altruistamente, sea bueno o mejor para la supervivencia de nuestra especie».
Ambas leyes, y también el principio ético fundamental, se basan en el concepto de «especie». Existe un gran debate sobre este concepto y, en este sentido, Corral sigue a Dobzhansky en su libro Evolución, el cual considera a nuestra especie como un «sujeto» mendeliano que constituye un sistema evolutivo supraindividual. Es decir, nuestra especie sabe a dónde se dirige, igual que lo sabe cualquier otra especie.
A pesar de las discusiones que existen sobre lo que es y no es la especie (y su subjetivación), Corral cree que podemos decir que el Homo sapiens es una cosa real, una entidad objetiva. Siguiendo esta línea, Corral defiende que una especie existe en un momento determinado y, por tanto, tiene sentido hablar de su supervivencia como finalidad por encima del ser humano particular.
Es únicamente a partir de estas dos leyes de donde puede deducirse dicha norma básica de conducta o principio ético universal, que conduce o contribuye a la estabilidad de la especie. Y aquí es donde nuestra especie empieza a distinguirse de las vacas, los lobos o las arañas. (Entiéndase que, si las arañas hubieran tenido «razón kantiana», seguramente mandarían en el mundo porque también es la razón —que las arañas no tienen— la que mal usada puede llevarnos a la extinción.)
El principio ético universal
Con este principio ético universal, Corral le hace frente a la moral. Desde Platón a Kant, pasando por Aristóteles, argumenta Corral Lope, la discusión sobre qué es «lo bueno» nunca ha terminado de cerrarse, lo que es insuficiente para la especie en los tiempos que corren. Desde Platón solo se han conseguido objetivos parciales. La teoría de la felicidad de Aristóteles (eudemonismo) fue también un objetivo parcial (y enfocado al individuo). El imperativo categórico kantiano está vacío, añade Corral. Por otro lado, el bienestar de la mayoría propuesto por los utilitaristas es indeterminado. Además, la ética global de hoy fracasa porque también propicia objetivos parciales y para colectivos parciales.
Sin embargo, los largoplacistas hablan de la incertidumbre moral y la aceptan. Para ellos, la incertidumbre moral es inevitable, pero eso no implica que no pueda haber un razonamiento moral, afirma Tobby Ord. En consecuencia, los largoplacistas proponen una aproximación práctica o una «ética de acción» para abordar los que consideran temas prioritarios como la salud de los países pobres y la pobreza global.
La propuesta moral de los largoplacistas se diferencia del principio ético universal de Corral en que los largoplacistas simplemente dan por sentado el altruismo, sin intentar encontrar las bases biológicas de su porqué inevitable. De hacerlo, tal vez encontrarían una forma de salir del atolladero de la incertidumbre moral.
Para Corral, lo importante es entender que cualquier entidad que no tiene claro su objetivo prioritario está en permanente riesgo de que se produzcan desequilibrios por priorizar unos objetivos parciales sobre otros. Y por su experiencia en rescates bancarios, Corral Lope afirma que esta es una de las principales causas de quiebras bancarias (un ejemplo: el excesivo crecimiento de los créditos —objetivo parcial— a costa de la calidad del riesgo). De la misma forma, y centrándonos en el caso humano, un exceso desequilibrado de población y de demanda de bienes y servicios puede originar graves desigualdades y efectos perniciosos para el entorno. Efectos perversos entre los vasos comunicantes.
Desde la posición de Corral Lope se podría decir que el altruismo eficaz largoplacista puede quedarse en un altruismo parcial porque la especie no sobrevive pensando únicamente en el largo plazo. Los largoplacistas no entienden bien que el objetivo es que la especie sobreviva y el medio para ello es el altruismo. Además, los largoplacistas tampoco ven que esto es algo implícito en el hombre, es decir, que esta situación es inevitable y no voluntaria. Todos somos altruistas sin saberlo y sin quererlo. Simplemente por el mero hecho de vivir hacemos algo por la especie, aunque no hagamos nada. Los largoplacistas hacen mal en presumir de algo que, en realidad, es inevitable.
Corral Lope enuncia dos leyes fundamentales sobre las especies: todas las especies tienden a la supervivencia y el medio idóneo para ello es el altruismo. A partir de estas dos leyes, Corral propone un principio ético universal: «Es bueno o mejor lo que, hecho altruistamente, sea bueno o mejor para la supervivencia de nuestra especie»
Algunas conclusiones
Para terminar, es importante notar que la teoría de Corral Lope supone un precedente para algunas ideas del largoplacismo. Es también un intento honesto e inteligente de explicar y demostrar la inevitabilidad del comportamiento altruista a partir de las leyes implícitas en nuestra programación genética.
Entre las muchas consecuencias de su teoría se encuentra la lista de «cosas a hacer» por líderes y pensadores. Esta lista está descrita en su Carta a los seres humanos, donde propone y cuestiona muchos de los grandes temas que hoy están sobre la mesa, como la creación de un Consejo Ético Mundial (propuesta en la que coincide con Bostrom). En esta carta también señala el riesgo de que los Objetivos de Desarrollo Sostenible se conviertan en meros objetivos parciales.
En fin, hay que despojarse de prejuicios para entender que la idea básica de Corral supone un mandato material duro. Un mandato que…
«…supone, como primer objetivo parcial, la lucha por la existencia individual. Y por ello comprende el bien y el mal. La vida y la muerte. La paz y la guerra entre los seres vivos: de la misma y de diferentes especies. El egoísmo y el altruismo. El amor y el odio».
Todos ellos son vistos por Corral como medios para sobrevivir. Como vemos, el tema dista mucho de ser fácil…
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