Han y la digitalidad
La cuestión del rendimiento en la sociedad del logro implica una relación con el tiempo como estructura de los sujetos atrapados por el neoliberalismo, pero también trae consigo otro elemento fundamental a la hora de comprender las formaciones subjetivas dentro de este contexto.
Se trata de la digitalidad como una capa que recubre dicha subjetividad de tal modo que penetra en el núcleo de los individuos. Para el filósofo Byung-Chul Han, lo digital abarca toda una gama de fenómenos que se entrelazan en una lógica que, para este autor, solo potencian y dan propulsión a la dinámica de aceleración y reproducción del neoliberalismo.
Esto es así porque Han asocia la digitalidad con la informatización, la algoritmización y el dataísmo de la vida. Estos conceptos funcionan para describir un procedimiento en el cual se produce una forma de ser de los individuos al interior del sistema en la que destacan la desfactificación del mundo (la desaparición de la realidad material de la existencia), la transparencia y el aislamiento hiperindividualista del enjambre.
La digitalidad, entonces, implica la construcción de un tipo de sujeto particular al que Han llama Homo digitalis, y sobre este modelo de subjetividad el filósofo surcoreano dedica sus constantes críticas al tecnototalitarismo y a la destrucción de la casa del ser (el lenguaje), que proviene de esta imposición de lo digital en el mundo de la vida.
Hablando de forma inicial de este Homo digitalis, Han pone la transparencia como una de las dimensiones que lo componen. Este concepto implica, como señala en La sociedad de la transparencia, considerar cómo es que el neoliberalismo tiende a homogeneizar la existencia por medio de una ontología comercial, para hacer que todo devenga consumo, siendo la información el epítome de la homogenización de la existencia:
«La sociedad de la transparencia es sociedad de la información. En este sentido, la información es, como tal, un fenómeno de la transparencia, porque le falta toda negatividad. Es un lenguaje positivizado, operacionalizado»
La mercantilización del mundo y la informatización se entrelazan en una amalgama donde todo se vuelve igual para optimizar los procesos de la vida, provocando en el proceso una destrucción de la negatividad humana. La transparencia, en tanto que proceso informático que forma parte de la digitalidad neoliberal, implica una violencia positiva que escarba la negatividad del sujeto para exponerlo a modo de dato informático en el hiperespacio digital.
El individuo se ve atrapado en una comunicación achatada en la que debe entregarse al dato, a la cosificación de su ser, para formar parte de la red. En este proceso, se avanza poco a poco en el devenir dato, que luego será tomado por el algoritmo para la producción de estándares que serán programados en el sujeto.
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